Muchas precauciones ante la contienda electoral andaluza
Las precauciones, extremadas en muchos casos, constituyeron el aditivo más importante del guiso bursátil semanal, que al final resultó ser una especie de paella sosa y de color blancuzco en la que el arroz estaba demasiado duro para los dientes de los oportunistas.
La proximidad de las elecciones andaluzas, cuya recta final se inicia mañana, y la posibilidad que apuntaban diversos sondeos de opinión de que la suma de los votos que consigan UCD y AP no resulte suficiente para contrarrestar al PSOE, ha pesado fuertemente sobre el ánimo de los especialistas, que mantuvieron unas posturas cautas a lo largo de toda la tanda, hasta el punto de llegar a abortar intentos más o menos artificiales de mejora.
En cualquier caso, la ausencia de órdenes compradoras fue, con diferencia frente a semanas anteriores, la característica que resultó más; claramente perceptible para los simples asistentes a las reuniones diarias. No obstante, la traducción de esta ausencia de compradores resultó parcialmente contrarrestada por el antiguo interés que vienen manifestando las fuerzas vivas del mercado en impedir que los índices generales rompan la barrera del 100%, a partir de donde absolutamente nadie se haría responsable de lo que pudiera pasar.
Por sectores, el escaso interés de los inversores apareció claramente centrado en la primera mitad de la tanda en los valores eléctricos, que experimentaron unas discretas apreciaciones, y por derivación en algunos valores bancarios concretos, como serían Popular y Santander. El resto de los valores que se contrataban a diario permanecían sumidos en el más absoluto de los incógnitos, realizándose intervenciones de puro oficio por parte de los respectivos cuidadores, para que al final de las reuniones estas acciones tuviesen un precio bursátil que ofrecer a los accionistas.
Mención aparte merece el papel desempeñado por la sufrida Telefónica, valor de libre mercado donde los haya, cuya aportación a los índices resultó fundamental, y normalmente sirvió para evitar grandes descalabros en los indicadores intersectoriales.
Iberduero, muy afectado en las primeras reuniones por el anuncio de los técnicos que trabajaban en la construcción de la central nuclear de Lemóniz de abandonar sus puestos de trabajo tras el asesinato del ingeniero Angel Pascual por la organización terrorista ETAm, consiguió remontar posiciones en las reuniones del jueves y viernes. Esta compañía eléctrica terminó la semana contando con un discreto flujo de órdenes de compra, que aparentemente tenía su origen en quienes confiaban en los resultados del nuevo acuerdo alcanzado entre los Gobiernos de Madrid y Vitoria y la propia sociedad para la reanudación de las obras de Lemóniz.
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