_
_
_
_
El cine en la pequeña pantalla

Mono sapiens

Franklin J. Schaffner se hizo famoso en Estados Unidos por ser el encargado de la puesta en escena de los discursos y apariciones televisivas del presidente John Kennedy. Con formación intelectual, muy culto e inclinado hacia lo solemne, este director, que hizo su aprendizaje en medios televisivos y con algunos escarceos no muy afortunados en los escenarios teatrales de Broadway, parece ser que realizó muy convincentemente esta tarea de creador de imagen, e hizo con ella su agosto, ya que su ingreso en las nóminas de Hollywood, como director de calidad, se produjo después del asesinato de Kennedy y, en parte, como consecuencia del prestigio que alcanzó en el equipo político kennedista.Sin embargo, este exquisito de las relaciones públicas, aun siendo un artesano sólido, no despuntó tanta calidad como se presumía en él. Su más celebrada película es El señor de la guerra, donde Charlton Heston hizo un buen trabajo interpretativo, y Schaffner un filme más pretencioso que logrado. No obstante, la factura de la película es excelente y de ella se desprendía que, con un buen guión, este superficial director podía hacer cosas estimables. Su mayor baza de prestigio se la jugó en Patton, rodada en España, fue un fracaso, del que Schaffner no logró reponerse.

Uno de sus proyectos menores, que luego resultó ser su filme de mayor audiencia, es un asunto de ficción científica ideado por el novelista Pierre Boulle -autor de El puente sobre el río Kway, otro gran taquillaje- y escrito para el cine por dos excelentes guionistas, Michael Wilson -uno de los escritores más perseguidos por el cazador de rojos Joseph McCarthy y autor brillantísimo de los guiones de El puente sobre el río Kway, Lawrence de Arabia y Qué bello es vivir- y Rod Serling.

Una idea brillante y un guión perfecto, permitieron al engolado Schaffner bajar los humos y traducir a actos e imágenes, con sencillez y humildad, el relato, en el que se mezclan, en hábiles dosis, enigma, terror y humor. El resultado es una divertida película, en algunos momentos, casi emocionante.

El clima desolado del inicio de la aventura es un buen ejemplo de ciencia ficción clásica. Luego, las variantes originales, llevan este tono inicial por otros derroteros, un tanto inesperados, de apólogo moral, no demasiado subrayado ni sermoneador, por lo que se digiere bien, sobre todo si se tiene en cuenta que hay dos circunstancias que ayudan mucho a ello: los magníficos intérpretes, sobre todo James Whitmore, Roddy McDowall y Kim Hunter, casi irreconocibles detrás de sus prodigiosas caracterizaciones de simios, diseñadas y realizadas por uno de los mejores especialistas en maquillaje y caracterización de Hollywood, John Chambers, que ganó un oscar por este trabajo.

El planeta de los simios se emite hoy a las 19.30 por la Segunda Cadena.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_