El informe anual de la OCDE sobre la economía española califica de "desalentadores" los resultados de 1981
El informe anual sobre la economía española que elabora la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) califica de "desalentadores" los resultados de 1981 y estima que el logro más positivo ha sido probablemente "el mejor control de los salarios nominales y la continua desaceleración del crecimiento de los costes laborales unitarios". El tono del informe final no es muy condescendiente para la política económica gubernamental, aunque los redactores del documento se curan en salud al señalar que "la atmósfera internacional en la que han tenido que moverse las autoridades (españolas) ha sido desfavorable". En esta misma línea, el informe constata la lígera recuperación que registra la economía española y señala que "el proceso de correción de los desequilibrios fundamentales fue llevado varios pasos adelante".
Las previsiones macroeconómicas que contiene el informe (ver cuadro adjunto) son sólo ligeramente diferentes a las que el Gobierno estima para este año y el próximo, aunque sí son bastante distintas a las adelantadas por la Asociación Española de la Banca Privada (AEB), concretamente a las facilitadas por Rafael Termes con ocasión de una conferencia pronunciada en Sabadell. Quizá la mayor contradicción entre unas y otras se encuentra en relación con el crecimiento económico y las expectativas inflacionistas, en donde la OCDE es más moderada en sus previsiones que el Gobierno, pero enormemente más optimista que el servicio de estudios de la AEB.Con todo, la OCDE estima para este año un crecimiento del 2,5% para el producto interior bruto (PIB), frente al 3% señalado por el vicepresidente segundo de Gobierno y ministro de Economía, y una inflación del 13,25%, frente al 12,5% adelantado por Juan Antonio García Díez. En cuanto al comportamiento del desempleo -donde España presenta "uno de los índices más altos del área de la OCDE", según el informe-, la organización económica occidental señala que el esperado aumento del PIB será insuficiente para detener el crecimiento del paro, aunque quizá a finalesdel año esta tendencia puede alcanzar su punto de inflexión. El empleo total caerá dos puntos a finales del año y "asumiendo que el crecimiento de la fuerza laboral sea sólo marginal, el índice de desocupación llegará al 16%".
Las conclusiones finales del informe, a las que ha tenido acceso EL PAÍS, tienen elementos positivos y negativos respecto al comportamiento de la política económica, pero quizá la mayor contribución de las mismas es el análisis que hace de los puntos débiles de la economía española. En este punto, las conclusiones quizá sean bastante condescendientes con la política. económica, sobre todo cuando menciona la adversa situación internacional, los momentos políticos particulares que vive el país, la débil estructura industrial y los desequilibrios históricos de la economía española.
Así, en su análisis a corto plazo, el documento constata que "el clima económico parece probable que sea más tendente a un fortalecimiento de la actividad y a la reducción de la inflación ( ... ) Los indicadores económicos sugieren que una reactivación puede estar ya en camino. Asimismo, la política económica continúa siendo expansionista y el crecimiento del mercado exportador de España está previsto que permanezca moderadamente boyante ( ... ) Sobre esta base, una recuperación moderada de la actividad se puede producir en los próximos doce meses, conducida por las exportaciones y el gasto público".
En este punto, la OCDE señala que, en base a que 1982 sea un año agrícola normal, el PIB puede crecer un 2,5%, la mitad de lo cual debe atribuirse al cambio en las exportaciones netas. "Las presiones inflacionistas es probable que se reduzcan aún más, ayudadas por el crecimiento moderado de los salarlos y la contención de los precios de las importaciones, pero el desempleo es previsible que continúe aumentando, aunque a un ritmo más lento. Una mayor actividad turística y el crecimiento de las exportaciones hará que el déficit externo por cuenta corriente se reduzca a 3.750 millones de dólares".
Mayor cuota de mercado
"La situación exterior está previsto que llegue a ser más favorable en la segunda mitad de este año con la previsible aceleración del crecimiento del mercado exportador. En la práctica normal técnica de que el tipo de cambio se va a mantener a los niveles actuales, los precios relativos de exportación de los productos españoles pueden registrar un declive aún mayor que, junto los efectos positivos en la mejora de la competitividad exterior en 1981, pueden suponer ganancias en las cuotas de mercado. En total, el volumen de las exportaciones es previsible que crezca un 8% en 1982", según la parte del informe mencionada.
El informe recoge los avances realizados en el control de la inflación y señala que "las presiones inflacionistas se abatirán aún más en 1982 gracias a la desaceleración en los incrementos salariales, la moderación en el crecimiento de los precios de las importaciones y la mayor capacidad de aprovechamiento. En este sentido, el informe indica que "el logro más positivo fue probablemente el mejor control sobre los salarios nominales y la continua desaceleración en el crecimiento de los costos unitarios laborales".
En el frente del desempleo, la OCDE señala a finales del año se puede llegar a un "alto" en el declive de personas ocupadas, aunque, año a año, "el empleo total puede descender un 2%, que, asumiendo un incremento marginal en la fuerza laboral, puede incrementar el índice de desempleo en torno al 16%".
Frente a un análisis de coyuntura bastante esperanzador, la OCDE presenta unas recomendaciones, en el capítulo de conclusiones, que quizá: llegan al fondo del problema de la situación española. En este sentido, los autores del documento son conscientes, y advierten de ello, que "el ajuste de la economía española se ha visto lleno de dificultades", dado el contexto de la débil atmósfera ínternacional, el segundo shock del petróleo y las políticas restrictivas seguidas en la mayoría de los países.
El problema de desarrollar una política económica, además, se ha visto dificultado aún más con la necesidad de afrontar al mismo tiempo un "alarmante" índice de paro y una inflación importante. "Y también están las necesidades acuciantes para un ajuste estructural de la economía en un momento en que las expectativas empresariales se ven negativamente afectadas por las tendencias recesivas y factores no económicos".
Para la OCDE, en la conducción de la política económica espafíola existen dos problemas fundamentales: "cómo obtener un crecimiento sostenido, y no simplemente pasajero, de la actividad económica; y, dado que el PIB real es improbable que crezca muy rápidamente en los próximos años, cómo conseguir los mayores resultados en el frente del desempleo".
Para responder a este dilema, los autores del informe llevan la discusión al terreno de la teoría y aseguran que es "un asunto complejo" por los desequilibrios estructurales que padece la economía española.
La cuestión salarial
En cualquier caso, el informe constata que el crecimiento de los salarios reales en un período de bajo crecimiento y deterioro de las relaciones comerciales, ha dado origen a un gap real en los salarios que debe corregirse "tarde o temprano". Este principio se ha aceptado para 1982, pero la OCDE añade que independientemente tiene que haber una ganancia en productividad que reduzca dicha laguna.
Sin embargo, la propia OCDE reconoce que sólo una rápida reconversión de las empresas poco competitivas y de los sectores industriales en crisis ("algo que se ha retrasado innecesariamente") y la eliminación de la rigidez de la normativa laboral podrá ayudar a alcanzar este objetivo. Un objetivo, según sentancia el informe, que se ha visto negativamente afectado por la indefinición en los usos de capital y fuerza laboral disponible.
Respecto al creciente déficit del sector público, el informe advierte sobre los riesgos del mismo, aunque matiza que este es un problema común a muchos países miembros. Como sucede en otras partes, el crédito al sector privado se ha visto reducido por la gradual desaceleración en el crecimiento de la masa monetaria (con el fin de reducir las tensiones inflacionistas) y la necesidad de financiar el déficit público. De otro lado, también se señala la depedendecia de la política cambista que muchas veces ha chocado con la necesidad de garantizar ha entrada de divisas.
En el frente fiscal. y presupuestario, el informe destaca las presiones sociales existentes, que han llevado a la aprobación de gastos para la expansión de la sanidad, educación y servicios sociales. Y en el frente de la recaudación, el documento termina advirtiendo sobre el escaso efecto de la reforma fiscal de 1978, ya que, en España, todavía, los ingresos fiscales en relación con el PIB continúan siendo bajos comparados con otros países. A medio plazo, advierte el informe, "se debe conseguir un equilibrio entre los ingresos y los gastos, lo que probablemente requerirá básicas reformas de la seguridad social y la ampliación de la base fiscal".
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