Renuncia definitiva al plan de integración de astilleros

El conocido, financiero argentino Robert J. Slinin, que preside el grupo Euroflot, ha renunciado definitivamente al plan de integración de astilleros, que suponía la adquisición, por Astilleros del Atlántico-Astilleros Construcciones, de Unión Naval de Levante y Astilleros de Santander, a pesar de tener ultimado un acuerdo con el Banco Central para comprar Unión Naval de Levante.Las dificultades encontradas en el camino de este proyecto de integración de astilleros han estado en las diferencias sobre el valor de compra de Astilleros de Santander (Astander), empresa perteneciente al holding de Astilleros Españoles, SA (AESA), cuyo propietario es el Instituto Nacional de Industria (INI).

Astilleros del Atlántico, SA, de Santander, propietaria de Astilleros Construcciones, SA (Ascon), de Vigo, pretendía la compra de Astander, calculando como precio de compra un valor inferior al nominal de esta empresa. Sin embargo, la valoración de los rectores de la empresa pública situaban en casi 3.000 millones de pesetas dicho precio, lo que ha hecho desistir al presunto comprador de llevar a cabo la operación. Al haber contemplado como un todo la compra de los astilleros valencianos y los del INI en Santander, la operación no se llevará a cabo en su conjunto.

El plan de Slinin para integrar seis astilleros -dos de Ascon, en Vigo; dos de UNL, en Valencia y Barcelona, y dos en Santander, de Astilleros del Atlántico y de AESA- suponía la remodelación en profundidad de las utilidades de todos ellos, manteniendo para nuevas construcciones solamente tres de esos astilleros: uno, en Valencia; otro, en Santander, y otro, en Vigo; la adaptación a reparaciones del Astilleros de Ríos, en Vigo, y el de Vulcano, en Barcelona, y el cierre definitivo de Astilleros del Atlántico, cuya plantilla sería integrada en Astilleros de Santander.

El grupo que pretendía la compra ser haría así: con el 61% de las plantillas de todos los pequeños y medianos astilleros, aglutinando a unos 5.000 trabajadores, al reducir en unos quinientos las plantillas de los astilleros integrados. Astilleros del Atlántico había elaborado un plan para la integración de los astilleros, que incidía en el proyecto de reconversión del sector de construcción naval, negociado entre la Administración, los constructores y los sindicatos de CC OO y UGT. Ese plan suponía aportar al proyecto de reestructuración de los pequeños y medianos astilleros la reestructuración llevada a cabo particularmente en las factorías de Ascon, en la ría de Vigo, además de obtener de la Administración una serie de facilidades financieras para la compra de Astander.

Se proponía un plan de saneamiento financiero para Unión Naval de Levante, que incluía: una ampliación de capital de quinientos millones de pesetas, condonación de una deuda de setecientos millones, la demora en cinco años, con tres de carencia, del pasivo financiero de la empresa, situado en mil millones de pesetas; obtención de una subvención del Ministerio de Industria, con cargo a los fondos para sectores en crisis del Presupuesto de 1982, por mil millones de pesetas; renegociación de la deuda de 1.400 millones de pesetas con los acreedores, con una quita. del 30% y pago del resto en dos años; demorar en ocho años, con tres de carencia, la deuda de quinientos millones de pesetas contraída con la Seguridad Social y el Ministerio de Hacienda, y obtención de un nuevo crédito de mil millones de pesetas del Banco de Crédito a la Construcción, para inversión en las Factorías. En cuanto a Astilleros de Santander, la propuesta era la de aplazar en diez años el 80% del valor real de compra que determinase una auditoría independiente, devengando el interés del crédito oficial.

Según fuentes de la dirección de Astilleros del Atlántico, el INI no quiso negociar el proyecto de integración de astilleros, a pesar de haber puesto en conocimiento de su dirección la intención de comprar Astander. Sin embargo, en medios próximos a la dirección de la división de astilleros del INI se ha mantenido la insistencia de que nunca se dieron negociaciones formales de compra ni propuestas concretas.