El seguro tiende a una expansión más modesta y racional
El seguro tuvo el año pasado 431.222 millones de pesetas de ingresos, según la encuesta que acaba de realizar la patronal del sector. Los primeros análisis de estos datos, que incluyen un incremento del 17,3% en las primas (313.633 millones de pesetas), reflejan que no sólo se ha mejorado algo en rentabilidad y estructura, sino que las principales empresas empiezan a preferir una expansión modesta y racional a la euforia expansionista de hace pocos años.
La intensidad de la mejora es apreciada menos por la Administración que por los medios privados consultados, frente a lo que suele ocurrir en otros sectores, inclinados por lo general a ofrecer tintes sombríos para mejorar posiciones. Incluso hay aseguradores que se felicitan en público y auguran para su actividad un magnífico futuro en las empresas sanas, solo comparable al de la banca.Banqueros y aseguradores, íntimamente ligados en buena parte de las empresas grandes, venden seguridad y no pueden decir que sus negocios concretos marchan mal, pero los números confirman sus palabras.
El seguro, no obstante, es aún en España menos transparente que la banca, así como más lento en la elaboración y rendición de sus cuentas.
Mientras en el primer sector ha reafirmado con datos exactos las impresiones de que sus beneficios crecieron el año pasado cerca del 30% en conjunto, después de realizar provisiones aún mayores contra morosos, las aseguradoras no tienen que comunicar hasta el próximo semestre sus datos 1981 a la Administración, que todavía no ha publicado el detalle de 1980.
Falta de transparencia
Por eso, la encuesta de UNESPA (Unión Española de Entidades Aseguradoras), realizada entre menos de una tercera parte de las empresas, pero representativa de un 80% de los ingresos del sector, es el único termómetro disponible del seguro en 1981.
Entre sus conclusiones figura que la citada recaudación por primas creció más que la de recargos adicionales (29.876 millones de pesetas) y cuotas de accidentes de trabajo (87.713 millones de pesetas, con el 8,29% de aumento). Los gastos en seguro directo por habitante, por los cuales España estaba en el 24 puesto a nivel mundial, se sitúan así en 9.150 pesetas.
De las primas, un 20,81% sirvieron para cubrir gastos de gestión interna (65.278 millones), que crecieron el 15,6% y el ejercicio anterior representaron el 21,69%. Su principal componente, 45.645 millones de pesetas (16,3% de aumento), lo constituyeron los gastos de personal.
Otro 18,09% de las primas (19,27% el año anterior) fue para los gastos de gestión externa, que crecieron el 12%. Esta reducción es consecuencia del avance del ramo de asistencia sanitaria, cuyos gastos de gestión externa -fundamentalmente, comisiones a agentes de seguros- rondan el 5%, muy por debajo de los otros ramos.
Según fuentes de la Administración, los descensos en la representación de los gastos de gestión externa y externa -en torno a 0,8 y 0,4 puntos, respectivamente- son positivas, pero insignificantes si se tiene en cuenta que en España son en cada caso seis puntos superiores a la media europea.
Añadieron, además, que la muestra utilizada no excluye al casi medio millar de aseguradoras pequeñas, donde tales capítulos son muy superiores.
Crecen más las grandes compañías
De otro lado, el presidente ejecutivo de la compañía Alborán, José Manuel Paredes, ha señalado que lo más importante es la tendencia al saneamiento. "Hay una conciencia del sector", dijo, "sobre la necesidad de controles internos rigurosos, la automatización y la prioridad de una expansión modesta frente a los hábitos de los últimos años".
No obstante, entre las grandes compañías, comparativamente muy poco concentradas (las diez primeras apenas representan una cuarta parte), se observa una orientación mayoritaria a crecer en ingresos por encima de la media (véase cuadro adjunto).
Las de mayores incrementos han sido las relacionadas con seguros personales (asistencia sanitaria y vida), que han mejorado entre dos y cuatro puestos en el ranking.
Entre las tres primeras no ha habido cambios de posición. También se observa que las ligadas a grupos bancarios han protagonizado escasas oscilaciones: La Unión y el Fénix, Banesto; Banco Vitalicio, Central; Plus Ultra, Vizcaya; Estrella, Hispano; Aurora Polar, Bilbao; y Mare Nostrum, Popular, como el grupo Sanjurjo.
La empresa de menor crecimiento, por lo cual ha perdido cinco puestos, es Metrópolis. Medios del sector lo atribuyen a que tiene en su cartera grandes compañías y es susceptible de compar notorias oscilaciones en función, por ejemplo, de la revisión de capitales, pero tiene imagen de ser una de las mejor gestionadas.
Como el hoy grupo Mapfre, cuya trayectoria histórica es similar, Metrópolis fue sacada casi de la ruina por un empresario hace un cuarto de siglo, con el voto de confianza de las reaseguradoras. La diferencia actual es que José Celma Prieto se hizo con el capital y, con Mapfre, Ignacio Hernando de Larramendi promovió una mutua.
Por eso, Celma puede permitirse ser uno de los pocos mecenas españoles; los destinatarios predilectos de sus donativos son obras benéficas relacionadas con la Monarquía, el Ejército y el Instituto de España.
Por el contrario, las grandes con mayor crecimiento de ingresos han sido Sanitas, explicable por el fuerte incremento de la asistencia sanitaria, y Musini, porque cubre los riesgos de todas las empresas del Instituto Nacional de Industria.
La mejora de gestión
Resaltan los medios empresariales que los gastos han crecido menos que la recaudación de primas. En su opinión, se intenta reducir los gastos de administración y se hace pivotar sobre ello la rentabilidad, y eso explica que muchas compañías traten de introducir controles de gestión y presupuestarios mediante su automatización integral.
De esta forma, la gestión se orienta a un equilibrio técnico adecuado, favorecido por las pastorales de la Administración, que son comprendidas por las empresas preocupadas por la próxima adhesión a la Comunidad Económica Europea.
Otros factores positivos subrayados por Paredes son el ligero descenso global de la siniestralidad y los mayores rendimientos financieros de la inversión de reservas.
En contra de la mejora de beneficios (para 1980 unos 7.000 millones en todo el sector, junto a 2.000 millones de pérdidas, según datos oficiales) ha actuado el aumento de las exigencias de reservas para los recargos y en el sector del automóvil, que absorbe la tercera parte de una compañía media. Las fuentes de la Administración coinciden en esta versión.
Al terminar el pasado año, el conjunto de entidades, incluidas las de capitalización, que recaudaron cuotas por valor de 2.548 millones de pesetas, reunía una plantilla de 43.870 trabajadores.
De las veinte compañías citadas en el cuadro adjunto, trece aumentaron plantilla en 1981, y siete la redujeron, aunque en uno y otro caso las variaciones apenas sobrepasan una o dos docenas por empresa.
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