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El sindicato Solidaridad demuestra que nada es posible en Polonia sin él

La fuerza demostrada en la manifestación del 1 de mayo por Solidaridad indica la imposibilidad de conseguir un "compromiso nacional" en Polonia a espaldas del sindicato independiente, suspendido desde la declaración del estado de guerra.

El primado de Polonia, el arzobispo Josef Glemp, ha empezado a sentar las bases para un posible "compromiso nacional". Glemp fijó posiciones en un importante documento el pasado mes de abril y las autoridades lo harán probablemente en la sesión parlamentaria de hoy en Varsovia. Todo ello cuenta con la bendición papal. Wojtyla parece apoyar plenamente las gestiones del primado polaco.Todos estos cálculos y negociaciones para sacar a Polonia de la crisis política y la paralización, provocada por la declaración de estado de guerra, pueden quedar reducidos a nada, si no se soluciona el problema central del reconocimiento del poder fáctico del sindicato independiente Solidaridad, que el 1 de mayo "resucitó" en las calles de Varsovia en forma de manifestación masiva, lo que también ocurrió en Gdansk y otras ciudades del país, de lo que no se dispone momentaneamente de informaciones concretas.

La manifestación de la capital creció y se desarrolló por la tolerancia de la policía, que tuvo un comportamiento de simple guardia de tráfico, sin recurrir a la represión. La táctica policial dió resultado, porque se evitó el escándalo que habría supuesto reprimir una manifestación el día de la fiesta obrera por un régimen que se califica de socialista. La policía cumplió el sábado en Varsovia la función de evitar el contacto entre las dos manifestaciones -la oficial y la ilegal-, lo que podía haber provocado enfrentamientos y habría echado abajo los intentos de aproximación entre la Iglesia y el régimen de las últimas semanas.

A pesar de este éxito, la manifestación masiva de Solidaridad, con unas 25.000 personas en la calle en pleno estado de guerra, deja en entredicho al general Jaruzelski, a quien sus oponentes políticos dentro del régimen le pueden achacar que "los muertos que habéis matado gozan de buena salud".

La manifestación del 1 de mayo sirve también de advertencia al primado Glemp contra la tentación de decidir y tomar acuerdos por encima de las cabezas de las masas organizadas en Solidaridad. A pesar de estar suspendido y en la ilegalidad, Solidaridad desarrolla cada día más actividad de resistencia yoposición, el potencial del sindicato independiente está todavía latente, pero la manifestación del 1 de mayo lo dejó bien claro: apenas se levante un mínimo la represión, Solidaridad rebrotará con las mismas fuerzas.

El régimen no puede mantener una represión rígida sobre Polonia, por la caída de la producción en las fábricas y la presión occidental sobre un país que necesita urgentemente créditos el único camino para lograr el "compromiso nacional" pasa por el reconocimiento del sindicato Solidaridad como un interlocutor en cualquier tipo válido de negociación. El 1 de mayo transcurrió sin novedad y la manifestación tuvo el carácter de una demostración de fuerza. Ni los manifestantes, ni la policía perdieron la calma y no ocurrió nada grave, pero esto no sirve de garantía para el futuro. En cualquier momento puede producirse, en una situación similar, una explosión o un enfrentamiento con consecuencias difícilmente reparables. Jaruzelski y Glemp, el régimen y la Iglesia, no tienen más remedio que reconocer a lo que a nivel de calle es una realidad.

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