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El Barcelona recuperó ayer la garra y la fe

La semana trágica del Barcelona no tuvo estrambote. Anoche las cañas se tornaron lanzas y, tras los fracasos de los últimos tiempos, el equipo azulgrana obtuvo un importante premio de consolación: se clasificó para la final de la Recopa, torneo del que fue campeón. El Barcelona, que no había conseguido ganar consecutivamente en cinco encuentros de Liga y dos de Recopa, al fin halló el triunfo. la victoria fue excesivamente corta para los méritos contraídos. Simonsen, el autor del gol, tuvo dos ocasiones de oro para aumentar la ventaja, pero hizo lo más difícil.El Barcelona-Tottemhan fue desde el inicio el clásico juego de cada oveja con su pareja. Lattek tomó todas las precauciones para que su equipo no encajara un solo gol. El preparador inglés hizo lo propio y puso a sus jugadores más atentos al seguimiento de sus contrarios que a la creación de juego. Tan es así que el primer disparo peligroso de los británicos no llegó hasta el minuto 25.

El Barcelona, cauteloso, realizó en el primer tiempo un fútbol de absoluto sacrificio, incluso Quini y Simonsen recularon hacia su área para no dejar libres a Perryman y Price. Sólo Manolo en algunos momentos subió por su banda, pero más que por intenciones creativas, forzado por el hecho de que Hodle buscaba posiciones más cómodas.

El equipo catalán, en ese juego de toma y daca, cometió algunas imprecisiones en el pase. El nerviosismo por el miedo a recibir un gol impidió que más de una penetración culminara con éxito. Urruti, que mandó sobre sus compañeros y que incluso se permitió dirigir el juego, dada la proximidad de éstos, se las vio y se las deseó para entregar a alguien que no tuviera encima un inglés.

En el segundo período, el Barcelona dejó delante a Simonsen y Carrasco y los largos saques del cancerbero fueron aprovechados por ambos jugadores para realizar peligrosas inclusiones. Si el primer tiempo indudablemente fue áspero, el segundo tuvo la emoción de las ocasiones de gol que se fueron creando. Carrasco, que está en magnífica forma, arrancó con fuerza, siempre ganó por piernas a sus marcadores y realizó las jugadas más ovacionadas de la noche, junto con Simonsen. Ese fue el inicio de una serie de contraataques en los que el Barcelona por rapidez e intuición descolocó a la defensa inglesa. Simonsen desaprovechó dos ocasiones de gol que probablemente no volverá a perder nunca. Pero de cualquier manera, la sensación quie dio el Bareclona en la media hora final fue la del reencuentro con el buen fútbol y la garra. Que dure hasta la final, con el Standard de Lieja, que eliminó al Dinamo de Tiflis.

El Barça no fue un equipo mohíno, a pesar de los reveses sufridos recientemente. La última oportunidad de la temporada era la clasificación para la final de la Recopa que se jugará en su propio estadio. Ante un Tottenham más firme en defensa centro del campo que brillante en la delantera, puso en juego sus deseos de no desaprovechar una ocasión más.

El equipo de anoche volvió a tener el aire peleón de otras ocasiones. Sin duda, si el coraje que puso anoche lo hubiera puesto en la Liga a estas alturas la afición no estaría tan decepcionada. No obs tante, el público azulgrana, que sabe ser muy agradecido, celebró con una estruendosa ovación el final de un encuentro, en el que más que calidad hubo ardor, y más que finuras estilísticas, dureza y virilidad. El Barça no lo ha perdido todo.

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