Huelga en el mundo islámico contra el atentado de Jerusalén

En una acción de protesta sin precedentes en la historia, y en respuesta a un llamamiento del rey Jaled de Arabia Saudí, la actividad laboral quedó paralizada ayer por una hora o más en la totalidad de los países musulmanes de Africa y Asia, con la única excepción de Egipto y del sector cristiano de Líbano. La reprobación del mundo musulmán ante la "matanza" perpetrada el domingo en la explanada de las mezquitas de Omar y Al Aqsa, de Jerusalén, por un extremista israelí, es asimilada por el mundo musulmán a una nueva violación de los santos lugares del Islam por parte de Israel, informa Manuel Ostos desde Argel.En un mensaje dirigido a los 42 países islámicos, el rey Jaled afirmó que "la política agresiva de Israel ha ido demasiado lejos", y acusó al Gobierno hebreo de "terrorista".

En la mayoría de los países árabes, la huelga afectó, además de al sector público, a gran parte del sector privado. Siete países árabes -Jordania, Siria, Arabla Saudí, Bahrain, Kuwait, Qatar y los Emiratos Arabes Unidos- cerraron durante varias horas su espacio aéreo, mientras la mayoría de las compañías aéreas árabes dejaban de operar.

La huelga paralizó también las escuelas, tiendas, puertos, comunicaciones telefónicas y por télex, así como la actividad bancaria. Las embajadas árabes y las oficinas de la Liga Arabe interrumpieron igualmente su trabajo.

Aunque el Gobierno egipcio haya condenado el atentado del pasado domingo, las autoridades cairotas no invitaron ayer a los egipcios a solidarizarse con los palestinos de los territorios ocupados de Cisjordanla y Gaza por temor a brindar más pretextos a Israel para aplazar su retirada del Sinaí, prevista para el 25 de abril. La comunidad copta egipcia también condenó la acción terrorista. La comunidad cristiana de Líbano, pese a sus buenas relaciones con el rey Jaled de Arabia Saudí, tampoco secundó la huelga porque, según Camille Chamoun, presidente del Frente Libanés, es un "escándalo" que el Estado tome la iniciativa de una huelga.

Las reacciones árabes ponen también de relieve un sentimiento de desagrado hacia lo que califican de "silencio cómplice" de los países occidentales y demuestran que, a pesar de algunos comentarios moderados de la OLP, el foso que separa a palestinos e israelíes tiende a ensancharse.

Según el representante de la Liga Arabe en la capital francesa, el atentado se inscribe en la "Iógica" de la política anexionista de Israel, que intenta poner de rodillas, política y espiritualmente, a todo Oriente Próximo.