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Tres personas murieron anoche en un incendio en Carranza, 7

Tres vecinos de] inmueble de la calle de Carranza, número 7, de Madrid, resultaron muertos, y, al menos otro sufrió heridas graves, en un incendio que se declaró hacia las 21,00 de ayer. Al parecer, el siniestro se inició en la portería, donde los bomberos encontraron un brasero y restos de una mesa camilla. Al cierre de esta edición solo se había logrado identificar como uno de los tres fallecidos a Amparo Rodríguez Alvarado, de 57, años de edad. El estado de carbonización de uno de los otros dos dificultaba notablemente su reconocimiento.

En un principio se pensó que el origen del fuego podría estar en una tienda inmediata a la entrada de la casa siniestrada. También se supuso que el incendio pudo comenzar en el ascensor, a la altura del piso séptimo. El ascensor quedó, efectivamente, destruido. La casa es antigua, con dieciseis viviendas distribuidas entre ocho plantas. Está incluida en el Plan Especial de Protección de edificios de interés artístico y ambiental y por ello cualquier modificación en su estructura o en su uso debe realizarse previo permiso de la Dirección General de Bellas Artes.El jefe del equipo de bomberos que intervino en la extinción del fuego señaló que sorprendió la tardanza con que se avisó al parque central. Una persona que transitaba por la calle dio el aviso, al igual que hizo el camarero de un bar de enfrente del edificio al darse cuenta de¡ siniestro. Este aviso se produjo a las 21,40 horas. Los bomberos acudieron rápidamente, en sólo dos minutos, y procedieron al rescate de los inquilinos, en total unas quince personas, la mayor parte de ellas de avanzada edad.

El jefe de la unidad contraincendios manifestó que la mayor parte de los afectados por el humo lo fue en el momento de abrir las puertas exteriores. El humo que ascendía por el hueco de la escalera penetró así fácilmente en las viviendas. Parte de la escalera quedó carbo

nizada en pocos minutos. Las instalaciones eléctricas, según los bomberos, eran exteriores, lo que pudo hacer aún más dramático el siniestro."No le puedo decir dónde estaba mi señora, porque yo me encontraba en la calle", dijo a este diario Roque Molina, portero de la finca, que en aquél momento desconocia la suerte que hubiera podido correr su mujer, Victoria de la Rubia, de 59 años, que fue rescatada casi asfixiada del sótano de la casa y trasladada inmediatamente al centro de quemados de la Cruz Roja. Su estado fue calificado de grave. El resto de los vecinos se refugió en el último piso. En la portería el fuego había destruido una máquina de coser, fotos familiares pegadas a la pared y un canario enjaulado. Los inquilinos abandonaron su refugio mediante las escalas que les tendieron los bomberos. A la hora de escribir estación, una vez ya extinguido el incendio, los bomberos no habían constatado daños sensibles en el interior de los pisos, en muchos de los cuales podían verse bombonas de gas butano. Preguntado uno de los bomberos, dijo que las bombonas no constituían un peligro serio, ya que están hechas para superar el fuego, siempre que se encuentren convenientemente cerradas.

Al lugar del siniestro acudió el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, que dio inmediatamente órdenes para que se distribuyera a los inquilinos ilesos entre diversos hoteles cercanos.

En las aceras inmediatas a la casa incendiada se concentró numeroso público. En la zona existen muchos cines y bares y a esa hora se notaba un gran movimiento de gente, por lo que la Policía Nacional se vió obligada a formar cordones protectores, para facilitar la actuación de los bomberos, que habían acudido con siete coches. Vehículos Z de la Policía Nacional y ambulancias de la Cruz Roja y del Ayuntamiento acudieron también al lugar del siniestro.

Dos de los fallecidos ingresaron en el centro de quemados de la Cruz Roja. Se trata de un hombre joven, que resultó carbonizado, y una mujer que pereció por asfixia. En el mismo centro se encuentra, grave, la portera de la finca y una herida leve cuyo nombre es María Jesús García Elizondo.

Según recientes declaraciones del arquitecto-jefe de los bomberos de Madrid, Jesús de Benito, el 95% de los edificios madrileños no cumple todas las normas contra incendios y que en edificios de más de ocho plantas no existen garantías de salvamento.

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