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Felipe Ruiz de Velasco tiene vía libre para volver a la presidencia de la Caja de Ahorros de Madrid

La asamblea de la Caja de Ahorros de Madrid puso de relieve el pasado domingo la existencia de pactos previos y compromisos de voto para la renovación de tres comisiones y parte del Consejo de Administración. Felipe Ruiz de Velasco, presidente durante los últimos ocho años, fue nombrado consejero, pese a la revocación de que fue objeto por parte del Ministerio de Economía; tiene así vía libre para su tercer mandato, asegurado por casi todos los pronósticos. Dentro de la tónica de pocos cambios, el último vicepresidente de la entidad, Jesús López Ricondo, quien capitaneaba un activo aparato electoral, recibió una sorpresa al ser aventajado por el abogado José María Stampa Braun.

Por el sistema electoral de las cajas (sorteo entre impositores y nombramiento de un miembro a la asamblea por cada veinte agraciados), las cinco horas de reunión fueron íntegramente dedicadas a escrutar las siete papeletas entregadas a cada asistente con los nombres de 115 candidatos, según los órganos a cubrir. Depositaron su voto 193 de los 196 asambleístas: 150, en representación de los impositores; treinta, por entidades, y los restantes, por el Consejo de Administración que permanece. La asamblea era a puerta cerrada, pero podía seguirse a través de los comentarios de vestíbulo.

Novena entidad financiera

Los seis puestos a renovar en el consejo de la entidad, segunda caja y novena institución financiera española, concitaban la mayor expectación. Por las numerosas llamadas, cartas e invitaciones telefónicas que recibieron los asambleístas desde su toma de posesión, hace dos semanas, tenían casi la certeza de que los dos puestos vacantes para personalidades serían de Felipe Ruiz de Velasco y José María Stampa. Así fue: uno sacó 108 votos; otro, 86; los dos eran de la casa, como otros cuatro de los diez aspirantes por el tercio de personalidades.En el vestíbulo, los asambleístas presentes comentaban que Ruiz de Velasco, ausente, agotaría sus últimos cuatro años de mandato estatutario (la elección de presidente entre consejeros ha sido fijada para el día 14 de abril) si no cede el puesto a José María Stampa, o que este abogado penalista le sucederá. Las explicaciones de voto giraban en torno a ideas fijas: Ruiz de Velasco lleva veintisiete años en la Caja y podría haber capitalizado los obstáculos de procedimiento que puso hace dos semanas a su reelección por aclamación el Ministerio de Economía; Stampa ha hecho una excelente campaña, incluso con envíos de ramos de flores a las señoras asambleístas y con un cóctel celebrado el pasado viernes en el hotel Luz Palacio, con asistencia de unas ochenta personas previamente seleccionadas.

La escalada y modos de Stampa agriaron su imprevista derrota al ex vicepresidente y su equipo, quienes habían pedido el voto para Ruiz de Velasco y el propio López Ricondo. Decían los comentarios sobre este aparato que no se destacó por su limpieza. El año pasado trató de poner en marcha un club de impositores de la Caja (cerca de tres millones), con el objetivo de movilizarlos frente a los intentos socialistas de conversión de las cajas en sociedades de capital público (véase EL PAIS de 27 de noviembre). Para no politizar más estas entidades (además de nueve consejeros, estaban en el proyecto miembros de AP y UCD), el Banco de España paró la operación antes de que se extendiera a otros lugares. Indudablemente, el club iba a convertirse para medios de la Caja en un inmenso soporte electoral.

Pero había más, según las impresiones de pasillo. De los 150 representantes de los impositores en la asamblea, al menos catorce son jefes o altos empleados de la Caja. Este 10%. de representación contrasta con el 0,08% de posibilidades que les atribuye la estadística en un sorteo entre el medio millón de impositores con derecho a participar (antigüedad de tres años y saldo me dio en cuenta de 45.000 pesetas en los últimos seis meses), aun cuando entraran los 4.900 trabajadores de la entidad. La explicación del desequilibrio era que trasladaron sus cuentas a las sucursales de nueva apertura para tener más posibilidades. No obstante, alguna asambleísta afirmaba en privado que hubo al menos un sorteo con. la sola presencia del notario y del jefe de su sucursal. Los intentos de perpetuar el poder personal se han extendido al propio ex representante de CC OO en el consejo, José Flores Aguado, a quien el sindicato no iba a presentar a reelección y decidió concurrir por su Cuenta sin éxito (CC OO obtuvo en las últimas sindicales el 43% de los votos). Ahora le sustituye Pablo García. Los otros tres puestos de personal que acaban de ser renovados corresponden a Juan Antonio León (asociación de jefes) y dos independientes (el auxiliar Vivancos y el ordenanza Tardón).

Los más votados

También cundía en el vestíbulo la impresión de que dos de los cuatro impositores ganadores de las vacantes en el consejo por este grupo eran apoyados por el aparato de la Caja: Eduardo Serra Gesta y José María Ruiz de Arana y Montalvo. Ambos fueron los más votados. Les siguieron María de los Angeles Ossorio Fructuoso, de quien se decía que su condición femenina puede haber ganado la voluntad de la veintena mujeres presentes en la asamblea, y Fernando Ferrero García, economista del Consejo Superior de Cámaras de Comercio.En las comisiones de control, obras sociales y revisora de balance, la renovación ha sido total. Los puestos más disputados fueron los de obras sociales, donde han sido elegidos tres representantes de corporaciones o entidades y otros tres de los impositores.

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