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La desconfianza internacional produce un fuerte descenso del franco francés

El franco francés se tambalea por segunda vez desde que los socialistas llegaron al poder en mayo del año pasado. A pesar de las intervenciones durante los últimos días del Banco de Francia, la divisa gala era ayer la linterna roja del Sistema Monetario Europeo (SME). Al margen de la situación interior, política y económica, se estima que la debilidad del franco es consecuencia, sobre todo, de la desconfianza de los medios financieros internacionales, donde, en los círculos más pesimistas, se estima que puede producirse una devaluación del franco en los próximos meses.Aunque la gravedad de la situación cristalizó ayer en los mercados de cambios, el deslizamiento de la divisa francesa ya se manifestó al inicio del mes en curso. Durante los últimos días, esa fragilidad se acentuó y el Banco de Francia intervino abultadamente para intentar estabilizar la cotización de su divisa. Pero, ayer, las cotas alarmistas cundieron: el marco alemán alcanzó su récord histórico (2,58 francos) y el dólar se cotizó a 6,13 francos, acercándose así al que fue también su récord histórico, de 6,18 francos, el verano pasado. Igualmente, ayer, el Banco de Francia, para hacer más golosa su moneda, aumentó la tasa del dinero, pasando del 14% al 15%, pero no consiguió calmar la fiebre de los mercados.

¿Cuáles son las razones de este nuevo acceso de debilidad de la moneda francesa? Conviene recordar que, los socialistas, el otoño último, devaluaron el franco por primera vez en un 8,5%. Con el fin de garantizar los resultados de esa devaluación, los responsables económicos decretaron una serie de medidas (compresión del déficit presupuestario, bloqueo de algunos precios, freno salarial) que, a medio plazo, fueron eficaces, puesto que el franco se recobró, principalmente respecto a la divisa-referencia del SME, es decir, el marco alemán. Pero, desde hace algunas semanas, el franco se hunde lentamente.

Genérica y globalmente, una razón explica el tambaleo de 121 divisa francesa. Es la misma que ya se expresó en todo el mundo occidental desde que llegaron al poder los socialistas: ¿es posible, en una misma zona económico-financiera, realizar políticas sensiblemente diferentes? En el caso francés, el país de referencia es la República Federal de Alemania, pivote de la estabilidad monetaria de Europa occidental. La RFA, tras las dubitaciones de los últimos tiempos, ha vuelto a encarrilarse por el camino del rigor monetarista, reduciendo la inflación (ocho puntos menos que en Francia), rebajando igualmente los desequilibrios exteriores (balanza de pagos, balanza comercial) y moderando el relance de la economía. Todo ello, con detrimento para el empleo. La política gala, por el contrario, se ha propuesto como objetivo primero la lucha contra el paro.

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