En Barcelona ya paladean el triunfo final
En las Ramblas están preparándose para alfombrar con pétalos el recorrido que debe llevar a los campeones desde el Camp Nou al Palau de Sant Jaume. En Madrid están preparándose algunos para el asalto al palacio de invierno del madridismo. A orillas del Manzanares sólo se sueña con no perder la categoría y ganar el apoyo de los peñistas, que últimamente andan rebotados. En San Sebastián siguen callados y sin provocar algarabías, en espera del gol de Zamora en el último minuto. En el Comité de Competición aguardan el momento de archivar documentación sobre primas a terceros. Este año no habrá sanciones, porque ya se sabe que el Comité Superior de Disciplina Deportiva únicamente admite expedientes con firmas notariales.
Guillermina Motta va a reeditar su Soc barcelonista, que puede ser un triunfo a finales de mayo; Joan Manuel Serrat se apresta a vestirse de blaugrana para estar en la pomada, y toda la vieja estirpe culé está atenta a las recomendaciones culinarias de Vázquez Montalbán, que en días de gloria futbolística prepara recetas golosas. En Barcelona ya comienzan a creer en el milagro alemán. Es decir, en los sinapismos de Udo Lattek, que ha logrado poner al equipo arriba, a pesar de las maniobras subterráneas de la directiva del club y del exiliado Helenio Herrera. Los dirigentes barcelonistas se trajeron a Cleo con la vitola de chico guapo, según definición del mismísimo Nicolau Casaus, y Lattek les hizo el feo de dejarlo en la caseta para que ganaran los partidos Víctor y Zuviría, que son poco agraciados de cara.En Barcelona están eufóricos y de momento no se acuerdan de los poderes fácticos del fútbol nacional, que son siempre los representados por José Plaza, presidente del Comité Nacional de Arbitros. El Madrid, con sus cuatro tropiezos seguidos en el mes de febrero, nos ha privado del espectáculo fin de carrera. La Liga es menos Liga si José Luis Núñez no arremete contra los de siempre. Aún nos queda la esperanza de la visita del Barça al Bernabéu, que es donde puede surgir el mitin final.
En Chamartín se piensa más en las próximas elecciones que en la continuidad de Boskov. Luis de Carlos no está para pensar en esos detalles técnicos, porque lo que le preocupa es el panorama de las próximas elecciones. De Carlos estuvo mucho tiempo al lado de Santiago Bernabéu y aprendió de él. Bernabéu, cuando venían mal dadas, siempre decía que se iría en el momento en que los socios se lo pidiesen. Sabía de sobra el respeto que le tenían los suyos. Cuando se hablaba de posibles sucesores echaba mano de sus recursos dialécticos. Un día decía: "Muñoz Lusarreta es un hombre honrado a carta cabal. Podría ser presidente si lo quisiera". Cuando alguien pensaba que Bernabéu proponía a su vicepresidente saltaba a la palestra y afirmaba: "Es una pena que Saporta no quiera ser presidente. Es el hombre más preparado para ello". Llegado el momento de promover a Saporta como delfín, Bernabéu decía: "Gregorio Paunero es un santo. Irá al cielo directamente. Sería un gran presidente". Con Bernabéu era imposible crear al delfinismo.
Luis de Carlos está siguiendo una táctica similar. Hace tiempo patrocinó en la Prensa a Ramón Mendoza. Posteriormente habló de Raimundo Saporta y últimamente se ha sacado de la manga la baza de Martínez Laforgue. De Carlos quiere seguir y está despistando con tanto patrocinado.
Alfonso Cabeza necesita el patrocinio de todos los santos del mes para que su equipo no se meta en el pozo de Segunda.
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