'Camino de la horca' Humilde perfección
Se están pasando en este ciclo admirables películas de Raoul Walsh. Una perfecta para observar la maestría que se esconde bajo la simplicidad de los relatos de Walsh es Camino de la horca, que fue el primer paso de Kirk Douglas hacia sus grandes interpretaciones. Un actor barroco como Douglas, encontró en la sobriedad y contención de Walsh una lección impagable, que jamás olvidó. Sujetar el gesto, frenar la retórica de la sobreactuación, son virtudes que Douglas debe a Walsh.En esta película hay un dúo admirable: el de Douglas con uno de los más grandes actores del cine, Walter Breenan. El marco de un itinerario desarrollado dramáticamente como una situación cerrada, esa paradoja que solo el western ha conseguido resolver está en este filme conseguida de manera insuperable. Y, como siempre que el tema le va a Walsh, con enorme pudor, allí está su sentido trágico de la aventura, sin la espectacularidad de Juntos hasta la muerte o El último refugio, pero construyendo en voz baja el entramado oculto del filme.
No es fácil descubrir por qué estos relatos, tan elementales, resultan inolvidables, se pegan a la memoria como imágenes propias. Solo viéndolos, se intuye que Walsh pone en ellos imágenes cuya cadencia onírica las hace parecer inventadas, o soñadas, por el espectador.
Camino de la horca se emite hoy a las 16.05 por la primera cadena.
