La Federación cambia sustancialmente los campeonatos

La Federación Española de Automovílismo, que preside desde primeros del pasado mes de noviembre Sandro Rocci, presentó oficialmente sus campeonatos en una reunión a la que expresamente no fué convocado EL PAIS, como represalia a la crítica ejercida por este periódico a su gestión. La Federación, pese a lo avanzado de la fecha, introdujo importantes modificaciones que afectarán negativamente a muchos pilotos, por lo que, una vez más, volvió a ser muy criticada.Las fechas de las pasadas elecciones fueron fuertemente contestadas por coincidir su período preelectoral con las vacaciones estivales, cuando sólo Sandro Rocci y los miembros de su candidatura, apoyados por los anteriores federativos, sabían de la existencia del calendario electoral. También se criticó en su día que el anuncio oficial se hiciese, de forma sorprendente, en los primeros días de septiembre, y con muy pocos de margen para que los posibles candidatos pudieran reaccionar y organizar su campaña lo que, nuevamente, beneficiaba a la candidatura oficialista.

Para responder a estas acusaciones, la candidatura oficialista, presidida por Sandro Rocci, y la Federación, entonces presidida por Fernando de Baviera, coincidieron en que se había hecho así para dar tiempo al nuevo presidente para hacer sus reajustes en los campeonatos antes de que terminara el año.

Una vez elegida, la Junta presidida por Rocci manifestó que este primer año no introduciría cambios apreciables sobre su programa inicial, para no perjudicar a todos los que lógicamente habían optado por la compra de unos coches de carreras determinados.

Sin embargo, ni en el plazo ni en las modificaciones la Federación ha cumplido su promesa. Ahora, en febrero, la FEA ha presentado su nueva reglamentación que, en beneficio de algunos importadores -con fuerte ascendente en la Federación- y de los pilotos con más medios económicos, introduce importantes modificaciones. Unos cambios que perjudican a los pilotos con menos poder adquisitivo -que son mayoría-, y a todos aquellos que habían realizado ya sus planes y sus compras presionados por la inminencia de las carreras y fiándose de las promesas de una federación más pendiente de la Fórmula 1 que del deporte nacional.