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El cine en la pequeña pantalla

'Una trompeta lejana': la última película de Walsh

En el Hollywood decadente, 1964 fue el año de los jubilados. Las cosas iban tan mal para la industria cinematográfica norteamericana, que los estudios se vieron obligados a llamar a los viejos monstruos sagrados de la época dorada, para ver si les sacaban las castañas del fuego. En parte, lo hicieron.Cuatro grandes directores volvieron al tajo, cuando ya se les consideraba acabados. El primero fue John Ford, que realizó El gran combate. Tras él Howard Hawks hizo Mi deporte favorito; George Cukor My Fayr Lady; Robert Rossen Lilith; y Raoul Walsh Una trompeta lejana. Para los dos últimos fue el final.

Una trompeta lejana es una película que no tuvo éxito y acabó con el escaso margen de confianza que los productores dieron al veterano director. Walsh no pudo reponerse de este fracaso comercial.

Sin embargo, el paso de los años y la progresiva revalorización que la obra de Walsh experimentó cuando, a falta de presente, Hollywood volvió la mirada hacia su pasado, permitió encontrar en ella las huellas de su talento. E incluso algunos síntomas de ese peculiar despojamiento que sólo algunos ancianos alcanzan, cuando hay genio escondido bajo sus años.

En el viejo Walsh de Una trompeta lejana este despojamiento significó una acentuación de lo que fue su mayor virtud en la madurez: ausencia de adjetivos. Cada plano es un sustantivo. El viejo artesano poseía la fuerza del que sabe el nombre de cada cosa. Ni un solo plano sobrante, ni un solo ornamento. Es lo que se llama ir al grano, una de las cosas más difíciles que cabe en cine.

Otro aspecto digno de interés de esta película es su pesimismo. Walsh, siempre por encargo de los estudios, hizo multitud de filmes de consumo, refugiados en el colorismo optimista que imponían las directrices políticas del nacionalismo norteamericano. Sin embargo, de cuando en cuando, si el guión que ponían en sus manos le gustaba, Walsh daba al rodaje una especial intensidad y proporcionaba al relato, sin salirse de él, una doble lectura que rompía el optimismo y hacía salir a la luz zonas ocultas de signo contrario.

Así, de su cámara salieron Objetivo Birmania, Juntos hasta la muerte, El último refugio, Cheyenne y, a su manera irregular, Una trompeta lejana. Todas estas películas son auténticas aproximaciones, llenas de amargura, a una visión trágica de la vida y la historia norteamericanas. Es decir, exactamente lo contrario de lo que dictaban la censura política y profesional. La visión del problema indio, por ejemplo, es en Una trompeta lejana de una radicalidad sutil, que prefiguró todo el indigenismo del western comprometido posterior.

Una trompeta lejana se emitirá esta noche, a las 21.35, por la segunda cadena.

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