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El Atlético se creció ante el vulgar juego del Las Palmas

El Atlético de Madrid ha pasado a tener un positivo en la Liga, tras su victoria de ayer en el Insular. Venció con suma facilidad. Aguantó en el primer tiempo una presión alocada del Las Palmas y en el segundo hizo sus goles en brillantes contrataques, ante el vulgar juego del contrario, que solo inquietó a Aguinaga en los tiros libres, donde el meta volvió a demostrar su valía. En conjunto, el Atlético se creció ante un rival que pareció de una categoría inferior.Tuvo una buena disposición estratégica el Atlético de salida, con Mariam y Rubio en posición de media punta para defender el centro del campo y tener luego huecos en los ataques. Esta táctica quedó reforzada por el cambio de marcajes de Julio Alberto y Juanjo. El primero pasó a ocuparse de Victor -más tarde lo hizo de Pepe Juan-, que arrancaba desde atrás, mientras que Juanjo pasó a ocuparse exclusivamente de Juan¡, no sin mucho acierto. De esta manera, el Atlético siempre tuvo en posición de contraataque a Julio Alberto, jugador que últimamente destaca en eI centro del campo.

Apenas diez minutos le supuso al Atlético dominar el juego con tal disposición de sus jugadores sobre el campo. Los que tardó Las Palmas en situarse e ir imprimiendo al partido un ritmo más vivo, el que le convenía, a base de fuerza física en sus jugadores. Fuerza física, anticipación y, en algunas ocasiones, las faltas que fueron necesarias para frenar al conjunto rojiblanco en el medio campo, bastaron para echar al Altético atrás. Pero un juego inocente impidió al equipo local, pese a su dominio, más engañoso que efectivo, encarrilar el partido. Todo eran carreras largas por el centro y balones bombeados sobre el área. A excepción de Juani, que hizo alguna jugada con sentido, todo el juego canario, en ocasiones emotivo por su rapidez y fuerza, acababa en el área rival, donde mandaron los hombres altos.

Una buena disciplina atlética, con marcaje al hombre, resultó suficiente para que la presión contraria no se tradujera en goles. En el primer tiempo, dos veces llegó el balón con peligro a Aguinaga y fue a consecuencia de tiros libres, en los que el veterano portero volvió a demostrar su seguridad.

Nada más inicarse la segunda parte, el Atlético se encontró con un gol y con el desmoronamiento del conjunto canario. Y así, entre los cinco minutos que transcurrieron entre el primero y segundo gol, hubo dos claras ocasiones más para marcar, en las que Hugo Sánchez fue protagonista. No perdió su compostura ni se confió el Atlético ante tan fácil ventaja conseguida. Al contrario, sirvió para animar a los jugadores que se habían ido eclipsando en el primer tiempo, casos de Rubio y Quique.

La vulgaridad continuó presidiendo las jugadas locales y permitió al Atlético prodigar los contraataques, frenados, la mayoría de las veces, por errores propios en las entregas y por las faltas de los jugadores rivales cuando se veían desbordados. Quique, en dos ocasiones, Hugo Sánchez y Rubio, tuvieron la oportunidad de materializar, más tarde, un resultado de escándalo, que al final se quedó en una engañosa e injusta victoria mínima.

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