La policía detiene en Las palmas a un pescadero murciano que había simulado su propia muerte hace dos semanas
El pueblo murciano de Abarán despertó ayer con el mayor escándalo que ha conocido en los últimos años, al enterarse de que su vecino Antonio Tornero, conocido pescadero del mercado, estaba vivo y se encuentra detenido por la policía de Las Palmas de Gran Canaria. Hacía quince días que lo habían enterrado creyendo que el cuerpo que encontraron calcinado en el interior del coche de su propiedad, un Seat 131, era el de Antonio Tornero. En realidad, éste simuló un accidente de tráfico, y posterior incendio del coche, después de robar el cuerpo de un hombre que había sido enterrado seis días antes en el mismo pueblo. Se trataba del cuerpo de Jesús Gómez, apodado el querubín, que había muerto en un accidente de moto el día 5 de este mes.El pescadero de Abarán, al parecer, acosado por las deudas y con la intención de cobrar una póliza de seguro de vida que había formalizado el 26 de noviembre del pasado año, desenterró el cuerpo de Gómez, lo cargó en el maletero del Seat y la noche del día 11 se despidió de su mujer, Lourdes, manifestándole su intención de ir hasta la lonja de Alcantarilla para aprovisionarse de pescado fresco.
En la madrugada del día 12, Tornero simuló un accidente de su coche. Lo único reconocible que se encontró en su interior, después de un pavoroso incendio, fue su reloj de pulsera, que previamente había colocado en la muñeca del cadáver.
"No lo volveré a recibir, aquí no entra", clamaba ayer a sus vecinos, avergonzada, Lourdes Fernández, la mujer que se ha creído viuda durante quince días; viuda y desamparada, con cuatro hijos pequeños a quien mantener.
Al principio, se creyó que Tornero estaba compinchado con su mujer, con el objeto de cobrar el seguro de vida. Pero, al parecer, según manifestó a EL PAIS un vendedor de pescado, amigo de la familia, Lourdes desconocía la existencia de la póliza, que ha sido hallada en el pueblo de Elda (Alicante).
Los planes del pescadero arruinado se advirtieron después de la denuncia de un cuñado suyo, residente en Elda. Este recibió una llamada telefónica del fallecido desde Las Palmas, pidiendole 10.000 pesetas.
El cuñado creyó que se trataba del timo de una tercera persona, porque hacía quince días que había asistido al entierro del que le reclamaba dinero.
El final de toda esta farsa terminó ayer a las dos de la tarde, con el traslado del cuerpo calcinado de Jesús Gómez hasta su verdadera sepultura, de donde fue robado hacía unos días. A la ceremonia asistió, junto con el médico forense de Cieza, el hijo mayor, Joaquín, de 24 años. Su viuda, Angeles, permanecía en su modesta vivienda llorando. "No se merecía esa muerte", dijo refiriéndose a su marido, "pero es que, además, lo han rematado al quemar su cuerpo", dijo deshecha en llanto.
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