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La falta de datos sobre 1981 parece confirmar las previsiones pesimistas sobre la economía soviética

La Unión Soviética no ha dado a conocer el resultado de la cosecha de grano del pasado año, con lo que parecen confirmarse las más pesimistas previsiones hechas en los últimos meses por los observadores occidentales: sólo se habrían recolectado unos 170 millones de toneladas de los 236 millones previstos. Este escamoteo del balance de la cosecha no es excesivamente frecuente. En los últimos tiempos sólo se recuerda un caso igual, a comienzo de la década de los setenta. El último fin de semana, todos los diarios publicaban los resultados económicos del año 1981, según las cifras ofrecidas por la Dirección Central de Estadísticas de la URSS.

Sobre la recolección de grano no se daba ningún dato concreto y tan sólo se afirmaba que "las reservas de cereales del Estado aseguran por completo el aprovisionamiento de pan y otros productos de panificación a la población soviética".En efecto -como ya sucedió anteriormente en circunstancias semejantes-, la producción de pan no quedará afectada por el desastre cosechero, pero no se podrá decir lo mismo de la cría de ganado. En este sentido, pueden ser significativas las cifras de produccion de carne y leche durante 1981.

1980, también fue un año de mala cosecha -aunque no tanto como 1981-, y esto se hizo sen tir en el ganado. La producción de carne se estancó en 15,2 millones de toneladas, y la de leche alcanzó sólo los 88,5 millones de toneladas, es decir, 1,5 millones de toneladas menos que en 1980.

El déficit de grano de 1981 será difícil de superar. No sólo porque la URSS tendría que destinar para ello una buena cantidad de sus reservas de divisas, sino porque -según fuentes occidentales- sólo tiene capacidad para transportar y almacenar cuarenta millones de toneladas de los cerca de 65 millones de toneladas que -según las mismas fuentes- necesitaría importar.

A pesar de los débiles resultados, la agricultura recibió, en 1981, inversiones por valor de 37.000 millones de rubios (más de 4,8 billones de pesetas), lo que supuso el 27% del total de las inversiones realizadas en la economía soviética.

Según la Dirección General de Estadísticas de la URSS, el plan de entrega de maquinaria agrícola "se ha cumplido en su mayor parte" la producción de abonos químicos también ha alcanzado las cotas previstas y sólo los abonos minerales no han cubierto el plan. El mal tiempo -en un país que se extiende a lo ancho de diecisiete husos horarios y tiene una superficie 45 veces mayor que España- ha sido señalado como la causa de todos los males.

A la luz de lo publicado -y, sobre todo, de lo escamoteado- en las estadísticas dadas a conocer el pasado fin de semana, es de suponer que el problema alimentario se agravará durante los próximos meses. Aumenta el número de ciudades soviéticas sometidas al racionamiento de ciertos productos y estos días, en Moscú -la ciudad mejor abastecida de toda Rusia-, es muy difícil encontrar mantequilla, huevos y carne.

A finales del pasado mes de noviembre, en el último pleno del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), Leónidas Breznev insistió en que el tema de la alimentación era el principal problema, "tanto en el aspecto económico como político", que habría que solucionar durante el actual quinquenio.

Durante los dos últimos años, Breznev ha lanzado duras críticas a los burócratas que impiden la correcta solución de los problemas económicos. Ayer, Pravda publicaba una serie de cartas de sus lectores en las que se planteaban algunos de los más frecuentes vicios en el funcionamiento del sistema.

La publicación de estas cartas -hecha un día después de que el mismo periódico diera a conocer los resultados económicos del pasado año- no parece fruto de la casualidad. Los lectores de Pravda revelan cómo algunas empresas toleran los pequeños hurtos y cómo el escaso control termina creando Iadrones a gran escala".

Algunos expertos occidentales, estiman que cerca del 40% de algunos productos agrícolas o industriales puede llegar a desaparecer -por robos, problemas de transporte o mal almacenamieno- antes de que lleguen a manos del consumidor. La carta de un lector de Pravda revela, por ejemplo, cómo en algunas fábricas de productos cárnicos se falsea el peso del ganado adquirido para camuflar los posteriores robos de productos realizados en el interior de la propia factoría. Este tipo de prácticas obedecería, en ocasiones, al deseo de tratar de evitar problemas.

Al margen de las cuestiones agrarias, los resultados económicos de 1981 son mejores en el terreno industrial. Durante ese año, la renta nacional se ha incrementado en un 3,2%, hasta totalizar 474.000 millones de rublos (unos 62 billones de pesetas), la producción industrial ha crecido en un 3,4%, y la productividad, en este mismo sector, un 2,7%.

En general, la industria ha cubierto todas las previsiones hechas por el plan quinquenal, excepto en los casos concretos de la producción de turbinas.

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