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Reportaje:Las selecciones ante el Mundial-82: Escocia / 6

El escandaloso fútbol escocés jugará cerca de las bodegas de Jerez

La historia del fútbol escocés está llena de incidentes. Su juego recio, basado en una gran fortaleza física, planta cara a cualquier defensa. El resultado casi siempre es el mismo: sobrepasar los límites de la dureza que especifica el reglamento. El whisky es compañero inseparable de aficionados y jugadores. En el Mundial de Argentina hubo quien también llevó en la maleta productos considerados como doping. Y tuvo que volverse a Escocia antes de que su selección fuera eliminada.El ridículo casi siempre ha acompañado a Escocia en un campeonato del mundo. A 110 años de su primer enfrentamiento con Inglaterra, aún se sigue pensando que vencer a esta selección es mucho más importante que ganar un mundial. Cuando acudió a las fases finales de 1974 y 1978, a las que no fue Inglaterra, Escocia pareció acudir a ellas sin haberlo considerado como una victoria. En 1974 no perdió ningún encuentro, pero resultó eliminada por el coeficiente de goles. Cuatro años más tarde perdió con Perú y empató con Irán, lo que hizo inútil su clara victoria sobre Holanda. En ambos casos, la vuelta se produjo a las primeras de cambio. Lo mismo había sucedido en las fases finales de 1954 y 1958.

Stein, un entrenador "recordman"

En Escocia se dice que la selección de este país fue campeona del mundo en 1967 porque ganó a Inglaterra en Wembley. Esta obsesión es la causa de los fracasos internacionales de Escocia cuando se enfrenta a otras selecciones. El seleccionador, Jock Stein, pretende, desde hace cuatro años, que la pasión que su equipo muestra contra Inglaterra salga a relucir en otros partidos.

Stein logró una clasificación brillante para Escocia en el Mundial-82. Perdió sólo un encuentro de los ocho disputados en el grupo VI europeo, que encabezó con once puntos, seguido de Irlanda del Norte. Fuera quedaron Portugal, Suecia e Israel. Su única derrota, en ]Portugal, ya no afectaba a la clasificación.

El seleccionador escocés jugó en el Celtic hace treinta años. Una lesión le retiró del fútbol como jugador y pasó a ser entrenador de su equipo. Tras una breve etapa en el Durriferline e Hibernians, volvió al Celtie y estableció un récord aún no igualado: vencer en nueve campeonatos de liga consecutivos -desde 1966 hasta 1974-. Consiguió, además, una copa de Europa y seis copas de Escocia. Después pasó a entrenar al Leeds y al poco tiempo le reclamaron de su país para hacerse cargo de la selección nacional.

"No seríais nada sin esos tipos en las gradas. El éxito no es solamente ganar trofeos. El fútbol existe por el público y para el público. Un empate a cero puede, por razones técnicas, satisfacer a muchos entrenadores, pero si no hay goles las cosas no han ido bien para los aficionados y no podemos apartar la vista de ellos". Esta es la filosofía que constantemente repite Jock Stein a sus jugadores. Ahí nace la fuerza de toda una selección capaz de cualquier resultado.

Daiglish, Hartford, dos figuras veteranas

Kenny Dalglish, 31 años, tiene el récord de internacionalidad en la selección escocesa: 81 actuaciones. Simboliza el dilema que tanto ha preocupado en su país, que se pregunta por qué no puede jugar en la selección como lo hace en su club, el Liverpool. La habilidad que tiene para jugar el balón en un baldosín crea numerosos problemas a sus contrarios. Fue el sustituto de Keegan en el Liverpool, y en los primeros doscientos partidos marcó 112 goles.

Asa Hartford, también 31 años, juega en el Manchester City como centrocampista. Hace diez años, el Leeds United renunció a su ficha porque le descubrieron un soplo en el corazón. Un cardiólogo escocés aseguró que el organismo de Hartford tenía perfectamente asimilado el soplo y garantizó al West Bromwich Albion que podría alinearle sin problemas.

También son figuras destacadas en la selección escocesa los delanteros Gray (Wolwerhampton, veintisiete años), Jordan (Milán, treinta) y Robertson (Nottingham, veintinueve). Los tres con unas características similares: el nervio, la fuerza y el decaimiento si no tienen algún aliciente, que en muchas ocasiones puede ser un capricho. El capricho capaz de vencer al campeón del mundo y empatar con Irán sin rubor alguno.

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