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GENTE

Christopher Wright,

responsable del hospital de Nottingham, en el centro de Inglaterra, no encontraba el alimento necesario para un herido ingresado en el centro con quemaduras de tercer grado y que sólo podía ingerir líquidos. El paciente se encontraba en un estado de extrema debilidad, iba perdiendo peso de forma alarmante y los facultativos del centro hospitalario no encontraban un líquido con suficientes calorías para lograr que comenzase su recuperación. Entonces, Wright recordó que el herido había indicado que la cerveza era su bebida favorita y los especialistas en dietética, tras estudiar la crítica situación, accedieron por fin a darle a beber dos pintas de cerveza por día. Pronto comprobaron que el agonizante iniciaba su restablecimiento. La cerveza debía de ser pagada por la Seguridad Social, pero la empresa que la fabrica ha donado graciosamente los botellines necesarios para el tratamiento.

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