Carmen Valero se va del atletismo harta de los federativos
Cuando fue dos veces campeona mundial de cross, Carmen Valero no paraba de recibir afectuosas felicitaciones. Llegó una anemia, que tardó mucho en encontrarse las causas, una operación de amígdalas y una lesión en la rodilla. De un año a otro, Carmen Valero perdió a casi todos sus amigos, entre ellos los federativos. Ahora ha puesto catorce años de atletismo en la balanza y ha visto que no merece la pena seguir en este deporte, por la gente que lo rodea. A los veintiséis años, cuando aún ninguna otra española ha demostrado ser mejor que ella en cross, en 1.500 y en 3.000 metros, la atleta ha dicho adiós.
La retirada de Carmen Valero tiene nombres propios, pero son tantos que dice que más vale generalizar: "Ha sido la Federación quien me ha echado, porque la gente que hay dentro me ha hartado. Soy una persona sensible y me han afectado muchos detalles. Mi vida era antes el atletismo, ahora lo son amistades que me admiten tal cual soy, mi trabajo en el banco, cosas personales que, en fin, me llenan más. Cuando me casé, mi marido, que podía decirse que también era mi entrenador, me animó a que siguiese, pero yo lo vi claro porque ya tenía más satisfacciones al haberme apartado de toda esa gente falsa".
Estima a Rafael Cavero
De todo el personal federativo, Carmen Valero sólo tiene en estima a una persona, Rafael Cavero, el presidente con el que llegó al atletismo: "Yo me inicié en el atletismo escolar", cuenta Carmen Valero, "que, por cierto, a ver qué han hecho de él, y Cavero vivió muchos de mis triunfos. Sus felicitaciones, sus ayudas, han proseguido cuando yo estaba lesionada, cuando nadie se acordaba de mí, pues no aportaba triunfos".Los catorce años de atletismo de Carmen Valero, su experiencia internacional, le conceden una opinión autorizada sobre el actual atletismo en España: "Hay base para trabajar, pero es difícil que salgan figuras, porque están los mismos directivos de siempre, y a éstos nunca les ha importado lo que no les puede reportar triunfos inmediatos. Yo demostré que me defendía en cross y tuve oportunidades. Luego fui dos veces campeona del mundo. En pista, porque lo único que se mira es la marca, me quedé lejos de donde creo que pude llegar. No me dieron confianza, y esto es algo que se niega todavía ahora". Con este prisma deportivo, a Carmen Valero no le faltan ganas para estar en una directiva. Pero su esfuerzo lo considera, a priori inútil: "En las actuales circunstancias, puedes tener unas ideas y desarrollarlas, pero siempre que no contradigan unas recomendaciones que te hacen de antemano. Si no las obedeces, no te dejan mandar y una no está para figurar".
Hace nueve meses, Carmen Valero ganó el Campeonato Nacional de Cross. Fue el último. Después de estar alejada del atletismo prácticamente dos años, se entrenó tres meses y continuó siendo la mejor. Después compitió en pruebas regionales de pista. No salía a por marca y la Federación ignoró su reaparición. Un día recibió una invitación para intervenir en una reunión internacional. Se enteró de que había sido declinada por tres atletas previamente y que ella era plato de segunda mesa. Ya no tenía abrazos, felicitaciones, ni confianza en la Federación, que tanto la había pasado la mano por el hombro cuando en Cheptow (1975) o en Düsseldorf al año siguiente, en la República Federal de Alemania, ganó el Cross de las Naciones.
Ahora Carmen Valero se ha ido en plenitud Física, tiene veintiséis años, y ha dejado como un desafío su palmarés. Imbatida en cross a nivel nacional, sólo Asunción Sinovás puede coger el testigo de la supremacía absoluta. En pista ganó catorce campeonatos de España y estableció doce récords nacionales. Hasta el año pasado estuvo vigente el que logró en 800 metros. Los 4.08.3 de 1.500 y los 9.00.9 de 3.000 siguen ahí, ya desde hace 5 y 3 años.
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