Adrián Piera: la autonomía, antídoto contra el "centralismo" de Madrid
"Madrid, la villa de Madrid, los madrileños, son las primera víctimas de ese odioso centralismo del que se nos acusa", dijo ayer en el Club Siglo XXI, en una conferencia titulada "¿Qué hacemos con Madrid?", el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de la capital, Adrián Piera. La mayor parte de su intervención giró en torno a las perspectivas autonómicas de la provincia de Madrid, que, de no mejorar antes del próximo día 25, podrían terminar en un "purgatorio de otros cinco años para volver a pedir la autonomía".Adrián Piera recalcó en varias ocasiones que los madrileños son víctimas con demasiada frecuencia, al quedar ignorados cuando los políticos adoptan decisiones. que les conciernen de un modo fundamental. "Tampoco puede achacársenos el hecho de que, en la posguerra civil, se decidiera convertir a Madrid en la faz maquillada de un régimen político", y que la capital se viese envuelta en una "ridícula carrera de gigantismo", denunció el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid.
Por lo demás dijo, esta ciudad y su provincia tienen una entidad propia que la hacen merecedora de una ordenación autonómica: Madrid es el primer mercado de España; su provincia alcanza la mayor producción neta total y la mayor renta interior. Su valor añadido bruto es casi cuatro veces el de Vizcaya y cerca de seis veces el de Guipúzcoa. Madrid, con el 12% de la población total de España, aporta el 20% de la renta nacional. Es también el primer consumidor de productos comunes, semiespecializados y especializados. Por otro lado, el importe de sus depósitos bancarios supera en más de 200.000 millones a la ciudad que le sigue, y su Bolsa supera con mucho el volumen de negocio de las demás. La capacidad hotelera de Madrid es un 300% superior a la de Barcelona, y su equipamiento por vivienda alcanza el índice del 142,4, trece puntos por encima de su inmediata seguidora.
Todos estos datos y otros que no se reseñan llevan a la conclusion de que "Madrid disfruta ya de vida propia, al margen de su honrosa condición capitalina." Estos factores, y su indudable capacidad de atracción sobre gentes de otras regiones españolas, no han impedido que muchos consideren a Madrid como "rompeolas de frustraciones, coartada de fracasos, desahogo de impotencias e incapacidades. Madrid es mirada desde fuera con desconfianza, cuando no con inquina".
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