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El desbloqueo del tema de Gibraltar, objetivo principal del viaje de Calvo Sotelo a Londres

La próxima visita a Londres del presidente del Gobierno español, Leopoldo Calvo Sotelo, tendrá como uno de sus objetivos básicos el desbloqueo en que se encuentran los acuerdos de Lisboa, de abril de 1980, cuando los ministros de Asuntos Exteriores de los dos países, Marcelino Oreja, titular español entonces, y lord Carrington, acordaron «iniciar negociaciones a fin de solucionar todas las diferencias sobre Gibraltar».En la misma cumbre de Lisboa se señalaba que funcionarios de ambas partes se reunirían tan pronto como fuera posible «para preparar las medidas prácticas necesarias que permitan el cumplimiento de los propósitos acordados en esta declaración», y se preveía «que estos preparativos queden ultimados antes del 1 de junio ».

Un año y medio después de aquella fecha fijada en la reunión entre los dos ministros, el acuerdo en su conjunto sigue bloqueado y limitado a las reuniones periódicas que mantienen en Madrid el director general para Europa y Asuntos Atlánticos, Juan Durán Lóriga, por parte española, y el embajador británico Richard Parsons. Reuniones que tienen carácter de «conversación», y sin llegar a la «negociación» que se especificaba en la declaración de intenciones de Lisboa. Y sin «negociación» difícilmente se puede «resolver el problema de Gibraltar en un espíritu de amistad y de acuerdo con las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas», como se proponía también en la declaración de Lisboa.

Conviene recordar la importancia que la diplomacia británica da a las palabras y a los matices semánticos, para valorar así sus intenciones. Y en este sentido también hay que recordar las etapas del reflexionar juntos y el pensar juntos que marcaron las reuniones de hace diez años en Madrid y en Londres, entre los ministros López Bravo y Douglas Home, conversaciones que quedaron vacías de contenido.

Desde la reunión en Lisboa, las delegaciones hispano-británicas vienen conversando juntos. Pero como el viaje de Calvo Sotelo al Reino Unido, el próximo 8 de enero, no suponga pasar a la fase del negociar juntos, el tema gibraltareño seguirá sumido en el callejón sin salida en que se encuentra.

Otro tema importante en la agenda del viaje de Calvo Sotelo será el próximo ingreso de España en la OTAN y las perspectivas de una cooperación militar en el marco de la Alianza, que puedan ayudar a encontrar una fórmula para una eventual, lenta y progresiva descolonización, a largo plazo, del contencioso hispano-británico.

El viaje de Calvo Sotelo a Londres estaba previsto inicialmente para la primera quincena de diciembre, y se tuvo que aplazar como consecuencia de la crisis interna del patido del Gobierno. De haberse realizado por estas fechas, hubiera coincidido con la presidencia semestral del Reino Unido al frente del Consejo de Ministros de la CEE, y su dimensión sería mayor en lo que se refiere al apoyo británico a la posición española, en sus difíciles y lentas negociaciones con la Comunidad.

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En cualquier caso, el viaje está llamado a mejorar el estado global de las relaciones hispano-británicas, estancadas en los últimos años y enfriadas desde el pasado verano, como consecuencia del desaire que supuso el embarque en Gibraltar del príncipe Carlos y su esposa, para emprender su viaje por el Mediterráneo.

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