El Atlético volvió a ser Marcos y diez más
ENVIADO ESPECIALEl Atlético de Madrid volvió a cosechar otra derrota mínima en un desplazamiento, pese a jugar mejor que su rival de turno. Su ineficacia cara al gol, ya casi dramática, le impidió sacar los frutos que mereció , al menos, para empatar El cuadro rojiblanco parece ser, cada dia más, un grupo de diez hombres que acompañan a Marcos, el único protagonista. El extremo internacional, excesivamente solo en el juego, marcó un precioso gol y dio a su equipo el único aire de ambición expuesto ante el Valladolid, conjunto sólo fuerte y luchador, salvo Gilberto, una figura de gran clase, y que se limitó a aprovechar bien sus oportunidades.
Carriega repitió el mismo once que perdió injustamente en San Sebastián, quizá esperando que con un juego tan aceptable como el exhibido en Atocha ante el campeón puntuar en Valladolid estaría a su alcance. Lo que tal vez sigue sin entender es la ineficacia goleadora de su equipo, causa funda mental de las sucesivas derrotas Porque el Valladolid, que ganó el domingo anterior en el mismo escenario a la Real, sólo agobió al cuadro rojiblanco los primeros minutos. En cuanto el Atlético se asentó controló la fuerza rivaly su superioridad técnica fue evidente.
Pero el problema de la nulidad atacante rojiblanca también quedó en evidencia. Tuvo mérito al saber combinar desde atrás con facilidad, superando los marcajes vallisoletanos, siempre muy encima, pero no supo encontrar caminos de peligro para la portería de Fenoy. Su 4-3-3, con Dirceu escorado a la izquierda, como otro atacante en muchas ocasiones, junto a Marcos y Rubén Cano, no sirvió más que para el lanzamiento de tiros lejanos, sin mayores apuros para Fenoy. En realidad, además, hasta el minuto dieciocho no debió blocar un balón tras un disparo de Quique. En el fútbol español actual partidos como el Español-Spórting, televisado el pasado sábado, son la excepción. Se necesita que un equipo esté muy bien y el otro muy mal para ver varias jugadas seguidas de calidad, y mucha fortuna para asombrase con goles como los de Canito. El domingo, en Zorrilla, se repitió, al menos, este último asombro, con el gol de Gilberto. en el que Navarro, pese al gran tiro, no estuvo acertado.
El Atlético había tenido en el minuto veinte una gran oportunidad de marcar, al rematar Ruiz al larguero un balón que dejó suelto Rubén Cáno, tras un regate. Fue la excepción, porque hasta Dírceu, dos minutos después, sacó uná falta desde "su posición ideal", apenas dos metros fuera del área y Ferioy no necesitó moverse para blocar el balón. El equipo rojiblanco jugaba mejor, con Quique, Mínguez y Ruiz superiores a Gail, Minguela. -una sombra de lo que dicen promete- y Moré, pero no le servía de nada, nuevamente, cara boca del gol, que resulta más dificil lanzar fuera el balón, hizo justaal marcador. El Valladolid, en cambio, que únicamente había tenido su gran oportunidad de gol en el minuto veintiseis, en un contraataque -se había tenido que reducir a jugar así- se adelantaba en el 32 al ser simplemente más práctico en el saque de una falta. Anteriormente, el peligro había venido por Pepín, el lateral marcador de Dirceu, al que el brasileño, demasiado cómodo, no seguía en defensa. Gail, en el típico remate en lamente ésto. Pudo haber sido ya el primer tanto en un despiste defensivo capaz de echar por tierra el mejor de los dominios.
Menos mal, sin embargo, que Marcos puede ser el líder-salvador actual del Atlético dentro de la penuria general del equipo. Incluso hombres de calidad contrastada, como Dirceu, parecen sumidos en un bache que les impide sacar a flote un mínimo rendimiento positivo. A Mínguez le sigue sobrando un regate y Quique no "arrolla" como solía. Ruiz cumple y el centro del campo se basta para mandar sobre el rival, pero de ahí a "concretar" delante media un abismo. Sólo valen las "genialidades" de Marcos, pues Rubén Cano -y peor aún Cabrera, que salió en la segunda parte- sigue fuera de toda órbita y, para colmo, acabó lesionado. El extremo internacional logró, sin duda, el gol más bonito de la temporada.
La pena fue que tampoco sirvió de nada. El Atlético salió en la segunda parte más tranquilo, incluso jugando más suelto, pues el Valladolid empezó con mayores preocupaciones ofensivas que de marcaje, pero su incapacidad para el contraataque volvió a ser manifiesta. Marcos, cansado de pasar balones para que sus compañeros los perdiesen, se limitó a tirar desde lejos. En el minuto 74 un gran pase suyo lo desperdició Cabrera cruzando excesivamente el balón. El cuadro rojiblanco hacía un buen "pressing" sobre el rival y aún cabía la esperanza de que "se equivocara" y lograra otro gol. Pero el sino atlético no iba a cambiar. A diez minutos del final, para que tuviera menos posibilidades aún de reaccionar, Moré acertó en el único tiro a puerta peligroso local tras el descanso.
La mala fortuna atlética se confirmó en el minuto 41 cuando Ferioy se encontró, literalmente, con un tirazo a bocajarro de Marian, en su única intervención de mérito. Habría sido justo que el balón entrara. La mala racha del equipo rojiblanco es anormal, porque su juego no es tan deficiente, salvo su carencia atacante, como para perder. Valladolid, además, era uno de los campos más propicios. Pero el Atlético actual parece haberlos olvidado.
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