Los países europeos quieren unificar criterios cinegéticos

Representantes de siete millones de cazadores europeos pertenecientes a países de la Comunidad Económica Europea se reunieron la pasada semana en la localidad francesa de Chateauroux para estudiar el futuro de la caza en el continente. Se llegó a la conclusión de que hay que establecer criterios comunes en materia de reglamentación. En España, cuyas organizaciones cinegéticas no tienen acceso a estas reuniones comunitarias, se tiende a todo lo contrario: las autonomías tienen el propósito de dar a cada región una reglamentación distinta, atendiendo a su clima y a su fauna, como ya disponen de hecho, aunque a menor escala.La reglamentación cinegética en Europa difiere notablemente de un país a otro. El examen para obtener la licencia de caza no está, por ejemplo, generalizado. En algunos países, como Francia, el cazador es considerado como una persona responsable, que es protector de la naturaleza; en Italia, en cambio, la imagen es tan contraria que este año hubo un movimiento para prohibir la caza. Pero ha sido la presión de los ecologistas y la consideración de que hay especies no exclusivas de un país, las migratorias, ni siquiera de un continente, pues en su migración van de Europa a Africa y viceversa, las que han aconsejado que los países cazadores de la Europa comunitaria se reúnan para establecer unos criterios comunes en materia de reglamentación cinegética.

En la reunión de Chateauroux se acordó unificar la licencia de caza, de tal manera que faculte la práctica de la caza en cualquier país de los pertenecientes a la CEE. Sobre los períodos de veda, el acuerdo no fue posible porque cada país, al igual que en España cada región, tiene un clima distinto y que, de alguna manera, modifica los períodos de cría de las especies. Las épocas de veda no pueden superar en muchos casos las fronteras, aunque pueden establecerse acuerdos para respetar determinadas especies, especialmente las migratorias, ya que al pasar de un país a otro pueden encontrarse circunstancias adversas que aconsejen vedas temporales para garantizar su regreso a los zonas de cría. España ocupa un lugar importante, al ser la preferida por muchas especies para pasar el invierno; pero no hay ningún tratado internacional que obligue la imposición de vedas.