Juan Pousada,
un camarero sevillano de 52 años, se salvó de resultar herido gracias a llevar consigo un distintivo del Sevilla, FC, que, además, no era suyo. Resulta que Pousada fue asaltado de madrugada por dos navajeros que le exigieron todo el dinero que llevase encima. Al comprobar que este todo era exactamente quince pesetas, los asaltantes se enfadaron, y parecían dispuestos a castigarle, cuando uno de ellos, que le registraba, le encontró entre sus papeles un recibo del equipo sevillista y convenció a su cómplice para que le dejasen en paz porque, además de camarero, "es de los nuestros".
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