Tras ellos, el caos

El presidente del Almería, afortunadamente para su club, ha dimitido. Con el inefable Alfonso García desaparece uno de los muchos dirigentes futbolísticos de nefasta gestión. El fútbol español, en los últimos años, se ha llenado de gentes sin experiencia y ansiosas de la fácil popularidad que proporciona el deporte. El resultado de su administración suele ser la bancarrota. El Almería, como otros clubes, está más cerca de la desaparición que de la supervivencia.En las divisiones profesionales resulta cada día más difícil medir las posibilidades reales de cada club. El endeudamiento es tal que, de recurrir a los balances anuales para establecer las categorías, no habría más que descensos. Esta fórmula ya se utiliza en algún país, como Alemania Federal, y deberá, definitivamente, ser norma de oblIligado cumplimiento en España.

No se puede vivir más tiempo sobre la base de las hipotecas o los bancarios. No tiene sentido que al fútbol tengan que llegar hombres con el talonario presto. En la mayoría de los casos, quienes arriban a las presidencias como caballos blancos suelen ser los primeros en recuperar su dinero.

Siempre se ha estimado complicado el establecimiento de una comisión revisora de presupuestos, pero a ella hay que llegar lo antes posible. Un grupo de expertos en materia económica, no lígados a ninguna entidad futbolística, debería dictar su veredicto antes de que las propias asambleas de los clubes dieran su frívolo visto bueno.