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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Modelo industrial: deseos, realismo, servidumbres

Me refiero al artículo Sector electrónico: ¿juega la banca?, de los señores Gonzalo Pérez e Higuera Hidalgo, publicado en EL PAIS el 22 de octubre pasado, comentando mi propuesta Reestructuración y modelo industrial (véase EL PAIS del 14 de octubre último).No es mi intención entrar en Polémica. Tanto es así que desde ahora me propongo no volver sobre este debate, con independencia de las reacciones que pueda suscitar la presente nota, así como señalar que tanto éste como el anterior artículo se emiten a título exclusivamente personal.

Ante todo, quiero afirmar mi total acuerdo, por supuesto, con la importancia, el potencial y las posibilidades que brindan la informática y la industria electrónica. De ahí que en mi artículo destacara que en el intento de descubrir las tendencias de nuestra oferta industrial ha de contarse con las "dependencias y escaseces, no sólo actuales (ciertas materias primas y energía), sino futuras que puedan revelarse (por ejemplo, la servidumbre de la tecnología y lenguaje informáticos)".

Sin embargo, en tanto en cuanto estamos tratando de un modelo industrial, es decir, de una estructura y estrategia de producción propia, autóctona y nacional, comentaba cómo "es muy posible que debamos aceptar cierta renuncia, al menos a medio plazo, al dominio de sectores tales como automoción, química orgánica o componentes electrónicos, en los que coexisten una fuerte presencia multinacional y un exceso de oferta interior y exterior".

En efecto, en el grueso de estos sectores no tenemos apenas independencia tecnológica ni dominio patrimonial nacionales.

Se impone, pues, para nosotros, el principio de especialización en los sectores en que ostentamos ventajas comparativas internacionales, y el ejercicio del realismo en un triple sentido: el de conocer nuestras limitaciones tecnológicas en ciertos sectores punta, el de la concentración de esfuerzos en empeños asumibles evitando dispersión, y el de ser consecuentes con ciertas (no todas) servidumbres de nuestro reciente desarrollo industrial (sectores clásicos y penurias energéticas).

Modelo industrial serio

No puede incluirse en un modelo industrial serio para esta década (medio plazo) la pretensión de una posición empresarial propia o genuinamente nacional en sectores punta como los comentados. Es bien conocido que tuvimos un día la posibilidad de orientar una tecnología propia de vehículo industrial, pero, hoy en la automoción sólo representamos el papel de fabricantes y consumidores. La tecnología, el capital y, en definitiva, la concepción empresarial están en manos no nacionales. Lo mismo puede decirse de la química orgánica y de la electrónica, con contadas excepciones. En algunos casos, empieza a fallar, incluso, el concepto de eficaces fabricantes en tales sectores, por pérdida de competitividad, o el de cualificados consumidores por carecer de enfoques adecuados.

Hablemos algo sobre nuestra petroquímica básica, muy fuertemente participada por capital extranjero y con grandes importaciones de productos, especialmente etileno, propileno, butadieno, xileno, etcétera. Ello es una clara consecuencia de un exceso de oferta occidental, proveniente, precisamente, de las multinacionales que, a su vez, participan en la petroquímica española.

¿El objetivo de nuestro modelo industrial a medio plazo ha de ser competir en petroquímica con producciones propias-autónomas frente a estas multinacionales que ya están instaladas aquí y que se mueven en una sobreoferta occidental? Rotundamente, no.

Por otra parte, carecemos de petróleo, es decir, de nafta, y sin embargo nuestras producciones básicas (siempre dentro de un dominio de multinacionales) se basan en la nafta, cuando en Europa y EE UU se mueven hacia el gas natural y hacia un nuevo espectro de materias primas.

¿Cuál ha de ser nuestro papel en relación con la petroquím ica en un modelo industrial nacional, no dominado por multinacionales? Consumir cualificadamente petroquímica para. los procesos de los sectores que nos son más propios. Es decir, en primer lugar, diversificar las materias primas de la petroquímica, por ejemplo, partiendo del gas, o aligerar el barril de crudo mediante unidades de cracking catalítico en refinerías.

En segundo lugar, y como ejemplo, fabricar el amoniaco a partir de gas (posición consumidor) dentro de una concepción integral del sector agro-alimentario que nos es propio.

Nuestro objetivo es ahora (corto y medio plazo) en relación con la petroquímica, de forma esquemática, no tanto dominarla en sus desarrollos (hoy en manos de multinacionales) cuanto consumirla adecuadamente, en este ejemplo, para producir eficientemente la base de fertilizantes.

Pasemos a nuestra informática, asimismo dominada en hardware y software por multinacionales.

En el reciente World Computing Services Industry Congress de San Francisco se vertieron las siguientes aportaciones, referidas al mundo occidental:

- Al finalizar esta década, un cuarto de todos los puestos de trabajo requerirán de algún conocimiento de ordenadores, y la mitad de aquéllos dependerán de información generada por ordenador.

- Las concepciones actualmente empleadas para el desarrollo de aplicaciones informáticas no son capaces de seguir la evolución que la demanda impone.

- El ritmo de entrega de nuevos sistemas, cada vez más potentes, sobrepasa ampliamente las posibilidades de contratación de programadores adecuados.

- En el coste total de un sistema informático, el componente software crecerá constante mente (hacia el 80%), en detrimento del componente máquina.

Conclusiones

¿Qué conclusión podemos extraer? Por de pronto, que, incluso en los países desarrollados, existen fuertes puntos críticos, tanto desde el punto de vista de la concepción como de la programación.

En nuestro país el problema es aún más grave, por cuanto el empleo de la informática es aún embrionario. El usuario final no conoce el lenguaje, aunque en el tiempo será banalizado por las facilidades que brindarán nuevos sistemas potentes.

Sucesivamente, el informático en nuestro país, aparte de ser aún una rara avis, debe retener el análisís sistemático y descubrirlo a partir de los deseos incoherentes del usuario y el programador en nuestro país debe asumir la tarea de mantener sistemas y aplicaciones muchas veces parcial o estrechamente concebidos por la falta consiguiente de productividad final.

Cuando en los países desarrollados la informática plantea puntos críticos; cuando en nuestro país la informática es multinacional, en su producción de ordenadores, en software y en sistemas de desarrollo; cuando se está por descubrir el papel del usuario de estos instrumentos, ¿puede pensarse en la informática como algo dominable técnica y patrimonialmente por empresas nacionales dentro de un modelo industrial para esta década? Es de nuevo en la formación del usuario informático donde está la clave de nuestros objetivos en esta materia para esta década.

Y termino. Distingamos entre deseos y realidades, entre servidumbres y realismo, a la hora de concebir nuestro modelo industrial. El nuestro, dominado por nosotros, puede comportar, por otra parte, desarrollos tecnológicos propios y concepciones ambiciosas.

En el trayecto que va desde una parcela de tierra agrícola hasta un envase atractivo conteniendo hortalizas congeladas, con marca propia anunciada en un televisor de una familia en Francfort, hay también mucho de tecnología punta.

Javier Gúrpide es doctor ingeniero industrial y licenciado en Ciencias Económicas.

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