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El desconcierto de los inversores provocó una reacción positiva

Comenzó la semana en los mercados de valores nacionales con unas sesiones orientadas al alza, donde el sector bancario volvió a plantear un protagonismo bien definido. Todos los especialistas se encontraban pendientes desde primeras horas de la mañana de la trayectoria que apuntasen los bancos, porque la fuerza del resto del mercado resultaba bien escasa. Normalmente las dudas terminaron por decantarse del lado de las mejoras, ya que la contención en los volúmenes de oferta continuó siendo una característica concreta, al igual que en las sesiones de cierre de la tanda anteriorEl hecho de que el lunes fuese jornada festiva en casi todo el territorio del Estado español provocó que los tradicionales "comités de inversiones", que acostumbran a celebrar los especialistas más destacados el primer día de la semana, no tuviesen lugar, con lo que algunos de los representantes de las más importantes entidades y grupos inversores acudieron a las reuniones sin tener el soporte que les representan unas decisiones colegiadas.

Esta fue precisamente la explicación de las dudas iniciales que apuntaron los gestores de numerosas carteras. Y este también fue el motivo principal por el que los operadores prestaban una atención especial a la orientación que pudiesen apuntar los principales bancos, pues se entendía que, en definitiva, si ellos aguantaban sus cambios, e incluso los mejoraban, estarían marcando de forma inequívoca la tendencia del mercado, al menos para las reuniones más inmediatas.

Y los bancos comenzaron a aparecer con una discreta mayoría de órdenes vendedoras, que si bien no eran excesivamente grandes, si demostraban que el sector se iba, cuando menos, a mantener en las inmediaciones de sus precios anteriores. Banesto, Hispano y Vizcaya fueron las tres entidades cuyos saldos presentaron signos vendedores, frente a los del resto de sus compañeros de sector. No obstante, estas diferencias entre ventas y compras en favor de las primeras resultaban prácticamente insignificantes si se exceptúa la de Banesto, que arrojaba un saldo de 24.248 títulos.

En el extremo opuesto de la balanza aparecía el Santander, quien al cambio propuesto por la caja, 389%, cinco puntos por encima del que terminaría señalando en Madrid, presentaba un saldo comprador de 36.930 acciones.

Entre ambos extremos, la tibieza de unos pocos miles de títulos dominaba las posiciones. Para la reunión de hoy se esperaban muy pocas novedades, ya que el ambiente aparecía muy tranquilo.

El grupo eléctrico observó un comportamiento bastante digno, absorbiendo los compradores la mayor parte del papel que se generaba. Las oscilaciones en los cambios fueron muy pequeñas, y en general predominaron las alzas, aunque los inversores continúan sin decidirse por tomar posiciones en estos valores. Algunos valores sobre sociedades concretas están creando un ambiente de cierta desconfianza en el sector, que no viene cumpliendo su tradicional función de ser el refugio de los inversores en coyunturas de bolsas poco consistentes.

Es posible que el efecto de la rentabilidad directa esté afectando de forma poco favorable las cotizaciones de estas empresas, pero en cualquier caso la aproximación de sus fechas de pago de dividendo y más que posibles ampliaciones de capital harían pensar en la posibilidad de que se produjesen algunas apreciaciones.

Telefónica fue otro valor que centró buena parte de los comentarios de los asistentes a las reuniones. Su mejora de un punto en el mercado madrileño, con lo que volvió a encaramarse al 80%, sorprendió a más de un especialista para quien el monopolio no contaba por el momento como valor a vigilar.

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