Plaza también quiere seguir dirigiendo a los árbitros

José Plaza está dispuesto a continuar al frente del Comité Nacional de Arbitros, a pesar de las críticas reiteradas a su gestión Plaza señaló ayer que «me escurre que me censuren algunos presidentes de clubes».Los árbitros de Primera División se reunieron ayer y acordaron, en decisiones extrañas, aplicar la ley del silencio y no realizar manifestaciones a los medios informativos, así como propiciar la continuidad de Plaza.

De los 32 árbitros de Primera sólo faltó Soriano Aladrén, presente en el Mundial juvenil. La reunión fue a puerta cerrada, según costumbre, y durante su transcurso acudió el presidente de la Federación, Pablo Porta. Este manifestó a su salida que «la Federación ha apoyado y apoyará siempre a los árbitros. Las declaraciones polémicas son materia de los comités de justicia, y el de competición ya ha tomado cartas en el asunto sobre las manifestaciones de Montes Cabeza». Declaraciones más fuertes que las de Montes, realizadas, entre otros, por Alfonso Cabeza, José Luis Núñez, Nicolás Casaus, Rico Pérez y Armando Sisqués, fueron tratadas sólo con apertura de expediente o advertencia de amonestación.

A la hora de votar sobre la ley del silencio -propuesta, al parecer, por Franco Martínez- se puso de manifiesto la división mental existente entre determinados árbitros aferrados al poder y los progresistas, con otra visión de la realidad arbitral, entre los que cabe señalar a De Sosa, Pes Pérez, Guruceta, García de Loza, Urizar o Urío. Estos, sin embargo, tampoco se atreven a expresar, por miedo, con rotundidad sus pensamientos en torno a los incumplimientos sistemáticos del reglamento de la organización, al confuso y personal sistema de designaciones y al criticado de ascensos y descensos. Los árbitros, asimismo, redactaron finalmente una nota con varios puntos -no a recusaciones, duras sanciones para directivos, no a las injerencias de los clubes-, que tampoco hicieron pública hasta que «pasara por el tamiz de la Federación», según señaló el propio Plaza, en acto calificado por algunos como uno más de sumisión.