Las federaciones decidirán la admisión de atletas en los JJ 00
Las federaciones internacionales de cada deporte decidirán en el futuro los requisitos particulares de admisión de sus atletas en los Juegos Olímpicos. Su autonomía será mucho mayor que hasta ahora. Esta es la principal recomendación surgida del 21º Congreso, al término del primero de los grandes temas tratados. Respecto al apartheid, al fin hubo una intervención directa y el congoleño Jean Claude Ganga pidió que la comisión tripartita (COI, CON, FEI) estudie su erradicación a nivel internacional, así como rogó el establecimiento de negociaciones con los movimientos deportivos que aún mantienen contactos con la racista Suráfrica, para aislarla completamente.Hablar con el rugby, pues, parece ya imprescindible. Ganga, dirigente de la OUA, pese a aplaudir a Samaranch por condenar la gira de los Springboks, la calificó de provocación gratuita con la disculpa falaz, por parte de Nueva Zelanda y Estados Unidos al permitirla, de la no injerencia política. Hubo aplausos cuando dijo: «¿No es provocación jugar a las siete de la mañana, camuflados, ante policías con metralletas y casi sin espectadores?»
Con las intervenciones en la sesión matinal de ayer concluyeron los trabajos sobre «El porvenir de los Juegos Olímpicos». Los bloques de opiniones volvieron a decantarse por los dos grandes grupos habituales: países socialistas y del Tercer Mundo, de un lado; y capitalistas, desarrollados, de otro. Mientras en la primera jornada el norteamericano Robert Hellmick, de la Federación Internacional de Natación, señaló que el problema del gigantismo cada vez mayor de los Juegos no debe ser tal, si se organiza con calidad en los medios técnicos, ayer, antes de que el suizo Hodler, miembro del COI, pidiera incluso «aumentar» los de Invierno, el húngaro Arpad Csanadi, también miembro del COI, y que ya ha criticado este año duramente la excesiva comercialización de los Juegos de Los Angeles, habló de controlar el volumen del programa. Los miles de millones son ya casi incontrolables, para la mayoría de los países, y a ello se refirió el duque de Edimburgo, presidente de la Federación Ecuestre Internacional.
He Zhen-liang, secretario del Comité Olímpico de China, presente por primera vez en un congreso, pues su país había abandonado ya el COI antes del X de Varna (1973), se mostró «sorprendentemente aperturista» al echar de menos en los Juegos deportes muy practicados -sin duda se refería al tenis de mesa, que entrará próximamente-, cuando en el programa existen otros poco extendidos, y, al querer modificar la «regla 26», tema estrella de este congreso, pues los tiempos lo requieren, pero siempre que se impida la excesiva comercialización. Manfred Ewajd, presidente del Comite Olímpico de la RDA, incidió, lógicamente, en esta amenaza para los atletas, a los que se quiere convertir en productos vendibles -no habló, en cambio, de sus atletas de laboratorio- y dio muestra del mayor de los inmovilismos, al proponer que se mantenga como está la ambigua «regla 26».
El texto actual, para un tema tan complejo como es definir el amateurismo, palabra ya borrada, sólo indica que el atleta no puede haber recibido dinero o bienes materiales, ni hecho publicidad, por practicar deporte, salvo si es profesor de educación física básica o da cursos de enseñanza técnica o académica y, en resumen, si las federaciones internacionales, por medio de las nacionales y de los comités olímpicos de cada país, se lo permiten. Este camino, pero más concreto en opinión casi general, como si de una «regla 26» para cada deporte se tratase, es el de la futura reestructuración propiciada por Samaranch.
Willi Daume, aspirante frustrado a la presidencia del COI, señaló que el deporte de alta competición hoy exige hasta 1.600 horas al año de dedicación, más que un trabajador en cualquier profesión. Ello les impide prestar atención a su vida privada, por lo que deben ser compensados ahora con dinero siempre controlado por el deporte y buscarles ya una salida futura. Precisamente uno de los atletas que comenzaron a intervenir ayer pidió esa seguridad. En España el problema es irresoluble y una iniciativa de Benito Castejón en ese sentido quedó en nada.
El primero de los atletas que intervino, el esquiador de fondo noruego Ivar Formo, campeón olímpico de cincuenta kilómetros en Montreal-76, trató el tema del doping con la petición expresa de que se extienda el control a la temporada de entrenamiento, algo imprescindible para perseguir tratamientos largos con anabolizantes y similares también pidió mayor información a los atletas, pues a veces se le dan drogas bajo la etiqueta de vitaminas y exigió la mayor dureza en los castigos a los culpables, incluidos entrenadores, doctores y directivos.
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