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La corrala, de Peñuelas, rehabilitada para 18 familias de jubilados

La corrala de la plaza de Peñuelas, habitada por dieciocho familias ha sido rehabilitada por iniciativa municipal de forma que se ha recuperado un edificio sobre el que pesaba la declaración de ruina y se ha evitado la expulsión de todos sus habitantes. Se trata de una de las primeras actuaciones realizadas por el Ayuntamiento en el campo de la rehabilitación del casco antiguo y un ejemplo que será secundado en otros inmuebles cuyo estado sea semejante al de la corrala ahora recuperada.

Antonio Poveda, madrileño de 81 años, vecino de esta corrala desde hace sesenta años, muestra con enorme orgullo el estado en que ha quedado el edificio, "porque yo quería morir en esta casa y no hubiera podido soportar dejar esto y marcharme a vivir a algún sitio como Parla". Alrededor del patio encalado, los muros y techos del inmueble han sido recuperados. La carencia total de servicios sanitarios se ha suplido con cuatro retretes que son compartidos por la comunidad. Las casas más afectadas por la ruina han sido puestas en pie de nuevo. El resto, las pequeñas grietas de interiores, los desconchones de las paredes o los desgastados suelos correrán a cargo de cada uno de los inquilinos de la casa."Yo soy el vecino más antiguo y le aseguro que me conoce toda Arganzuela", dice Antonio Poveda, "y llevábamos años viviendo en unas condiciones peligrosas para nuestra propia vida. Tenga en cuenta que todos los vecinos de esta casa somos gente ya muy mayor. Las vigas estaban totalmente podridas. Si llovía, el agua entraba en las casas como si tal cosa. Estábamos en condiciones inhumanas. El dueño es el que vive en la portería, y tiene menos dinero que nosotros, por lo que parecía inevitable nuestra expulsión de la casa."

"Las rentas que los inquilínos pagan al dueño de la finca están alrededor de las cuatrocientas pesetas por vívienda. Entre todos los vecinos entendimos que el dueño no podía hacer nada. Las posibilidades económicas son escasas. Yo mismo, que he trabajado toda mi vida, desde que tenía uso de razón, como trabajaba por mi cuenta vendiendo melones, ahora me veo sin ninguna clase de pensión. Gracias a que mi mujer trabajó durante 41 años de encárgada en una trapería tenemos una paga de 18.000 pesetas, con la que podemos vivir. La situación de la gente de aquí es semejante a la nuestra."

El caso de estas familias había sido recogido por el concejal de la Junta Municipal de Arganzuela, Benito Martín, a quien, según aseguran estos vecinos, su interés para solucionar el tema le llevó a anunciar que si el Ayuntamiento no aprobaba las obras, él mismo pondría dinero de su bolsillo para que se realizaran. Sin embargo,- el concejal de las gallinejas, como se le conoce a Benito Martín en la zona, no tuvo que llegar a cumplir se promesa, porque, a primeros de año, el expediente fue aprobado y en mayo comenzaron las obras de recuperación de esta vieja corrala.

"Tres meses y doce días duraron las obras", explica Antonio Poveda, "y el 8 de agosto, durante las fiestas, invitamos a todos los vecinos de por aquí a tomar limonada. Para nosotros ha sido vital, porque, aunque tendrernos que pagar algo más de alquiler, ahora vivimos como personas decentes".

Programa municipal de rehabilitaciones

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La actuación municipal en la corrala de la plaza de Peñuelas, valorada en millón y medio de pesetas, es uno de los primeros trabajos del programa previsto por la Gerencia Municipal de Urbanismo en colaboración con las juntas municipales de distrito afectadas. En estos momentos, las juntas de Centro y Arganzuela realizan un censo de edificios en ruina cuyos propietarios no pueden afrontar el coste de las obras y donde los inquilinos carecen de medios para mantener el estado de las viviendas. La forma en que el Ayuntamiento cobra después el coste de las obras a los vecinos beneficiados depende de la situación económica de los mismos, así como los plazos en que estos pagos deben ser efectuados.Los distritos en los que se están elaborando los censos de edificios en ruina están habitados, generalmente, por gente con ingresos mínimos. En este sentido, parece imprescindible para la recuperación del casco antiguo de esta ciudad el censo que realizan los aparejadores de las juntas para que el Ayuntamiento pase a ejercer la acción sustitutoria en todos aquellos casos en los que se demuestre que el propietario esté incapacitado para ello.

Estas operaciones municipales se verán acompañadas de las actuaciones anunciadas en distintos puntos de la ciudad, de forma que el Ayuntamiento compra los edificios y después, una vez recuperados, se los vende a los inquilinos.

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