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Espectacular fuga de dos presos en Barcelona

Dos presos preventivos se escaparon el jueves por la noche de la cárcel Modelo de Barcelona, donde se encontraban encerrados a la espera de juicio. El método utilizado para la fuga fue un salto de características acrobáticas sobre un camión cargado de paja que durante unos segundos se estacionó junto al muro del recinto carcelario que da a la calle de Provenza.Los presos fugados son Manuel Lorente Fernández, de veintisiete años de edad, que se encuentra pendiente de juicio por dos delitos de robo y uno de robo a mano armada; ingresó en el centro penitenciario con carácter de prisión preventiva el 14 dejulio de 1980. El segundo fugado es Miguel Sáenz Cruz, de veintiún años, que ingresó como preso en situación preventiva el 4 de abril de 1980, y se encontraba pendiente de tres juicios por tres robos, uno de ellos realizado con armas.

Por lo que se ha podido deducir por la aparición de unas balas de paja y una señal de tráfico rota, en un momento determinado, un camión cargado con balas de paja, que se hallaba estacionado en una esquina, se acercó a un punto determinado del muro de la cárcel y subió encima de la acera, maniobra con la que rompió la señal de tráfico indicada. Entonces, los dos presos altaron al camión y éste emprendió la fuga.

El camión fue descubierto, a las 21.30, abandonado cerca de la confluencia de las avenidas de Infanta Carlota y de Roma, punto donde se supone, que los fugitivos debieron cambiar de vehículo para proseguir su huida.

El director de la cárcel Modelo ha señalado que esta fuga, como otras registradas últimamente, es debido a la situación de aglomeración que se vive en el centro penitenciario. «En las condiciones actuales», ha afirmado el director del centro, «la vigilancia es imposible».

«En estos momentos», ha explicado, «se encuentran en la cárcel Modelo un total de 2.312 reclusos, cuya vigilancia recae sobre dieciocho funcionarios. En la cuarta galería, en el momento de la fuga, había 616 presos y estaban de servicio tres funcionarios. Así, no sólo es imposible realizar la labor de reeducación que pide la ley, sino la más simple vigilancia».

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