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Conmoción en el Chicago católico por el "desvío" de los dineros del cardenal

Helen Wilson, 74 años, reconoció el domingo pasado haber recibido algunos regalos y dinero de su amigo de infancia John Cody, el cardenal de Chicago; pero no un millón de dólares, como dice la Prensa norteamericana. La noticia fue levantada por el Chicago Sun Times, periódico de la localidad, y en esta última semana la personalidad del anciano arzobispo de Chicago está en el centro de todas las conversaciones.

Por lo pronto, la justicia ya se ha puesto en movimiento. Un gran Jurado federal investiga una presunta desviación de fondos de la Iglesia en favor de la amiga de infancia. Y mientras se aclaran las cosas se ha cursado un mandamiento judicial contra los bienes del cardenal, los de su diócesis y los de la señora Wilson. Lo que está en juego es un millón de dólares, exento de impuestos, y que el cardenal podría haber encauzado hacia la vieja amiga. Sobre la relación entre ambos corre todo tipo de informaciones: que si son primos, amigos, parientes, aunque ella ha declarado que no existe ninguna relación sanguínea entre ambos. En un artículo protegido por derechos de autor, el periódico señala que los archivos bancarios personales del máximo dirigente católico en Chicago, así como los documentos relativos a las finanzas de la archidiócesis que él preside desde 1960, fueron objetos de mandatos judiciales en enero de este año. También las finanzas de la señora Wilson son objeto del interés de la justicia, que ha ordenado a una empresa de inversiones en San Luis que revele los datos de su cuenta corriente. Otro tanto ha ocurrido con la agencia de corredores de Bolsa donde ella operaba. El resultado de la investigación ha sido poder cifrar la fortuna de Helen Wilson, que se eleva a un millón de dólares(casi cien millones de pesetas).

La noticia ha dividido la feligresía de Chicago. Por lo pronto, un portavoz de la archidiócesis ha denunciado el sensacionalismo de la información, calificándola de .errónea y trágicamente penosa". John McDonald, en una homilía pronunciada en la catedral, cuyo titular es el prelado encausado, no ha ocultado su indignación contra una campaña que trata de oscurecer los últimos días del cardenal Cody, cuya capacidad administrativa y ánimo emprendedor han sido proverbiales. El prelado tiene reputación de buen administrador, constructor de escuelas y seminarios y, sobre todo, por llevar a la práctica la disgregación en las escuelas católicas de Nueva Orleans, en donde fue obispo antes de su traslado a Chicago. "Sólo el hombre perfecto", añadía, "está legitimado para criticar a los demás". Y en este turbio asunto son muchos los que, según su opinión, están más atentos a la paja del ojo ajeno que a la viga del propio".

Las declaraciones de Helen Wilson reconociendo que había recibido en 1970 un cheque por valor de 21.000 dólares, amén de algunos pequeños regalos, ha aumentado la confusión entre los suyos, por más que la señora Wilson se indigne contra la información del Chicago Sun Times, que llama ladrón al cardenal, y a ella misma, su querida.

El dinero recibido era en calidad de préstamo para comprar una casa en Florida, y ella estaba dispuesta a devolverlo. Sus relaciones eran las propias de dos amigos de la infancia. Eran relaciones "entre un hermano y una hermana", afirmaba ella.

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