Tres muertos y quince heridos graves en accidente de carretera en la Costa del Sol

Tres muertos y quince heridos graves es el balance de un accidente de tráfico ocurrido ayer, alrededor de las once de la mañana, en el término municipal de Benalmádena, muy cerca del casino de Torrequebrada, al chocar un autobús de la empresa Portillo, concesionaria del transporte de viajeros entre Málaga y la Costa del Sol, y un turismo que salía de un carril lateral.

Los dos ocupantes del coche, un R-6 matrícula CA-8031-C, Salvador Emilio Escuredo Jiménez y Antonio Gómez Fernández, de dieciséis años, ambos vecinos de Málaga, murieron en el acto, así como el conductor del autobús, Manuel Rojas Sánchez, de 43 años, padre de cinco hijos, domiciliado en La Línea. Manuel Rojas llevaba nueve años en la empresa y era, según el gerente, un hombre muy prudente, con un expediente intachable y muy apreciado por sus compañeros.Tres de los heridos se encuentran en estado gravísimo, internados en la UVI de la residencia de la Seguridad Social Carlos Haya. Otros siete están muy graves, y graves los cinco restantes.

El autobús de Portillo, un Pegaso de doscientos caballos, con sólo 40.000 kilómetros, es el que hace habitualmente el trayecto Málaga-La Línea. Había salido de Málaga a las diez de la mañana y con anterioridad había efectuado un viaje en sentido contrario. Según todos los indicios, y de acuerdo con los comentarios de algunos de los veintidós viajeros, el conductor intentó impedir el choque haciendo un fuerte viraje.

Uno de los pocos viajeros que resultaron ilesos, José Guilla Revert, vecino de Balaguer (Lérida) y que se dirigía al Campo de Gibraltar, donde cumple el servicio militar, declaró que todo fue muy rápido y que apenas se dio cuenta de nada. «Vi saltar un coche por delante del autobús al tiempo que el conductor intentaba desesperadamente volver hacia su carril para no caer al mar. Un momento después se produjo el choque contra la pared y el vuelco, y apenas puedo recordar otra cosa sino los gritos de los pasajeros».

El conductor del autobús trató de evitarlo

Jorge Rueda Ruiz, un marbellí de veintiún años que ocupaba un asiento de la mitad del autobús, a la derecha, y que resultó también ileso con sólo algunas heridas superficiales, narró así a EL PAÍS el accidente: «Casi todos los viajeros íbamos en el lado derecho, porque en la otra parte, la correspondiente al mar, daba el sol. Yo vi el coche atravesado en la carretera y cómo el conductor intentaba esquivarlo, para lo que tuvo que meterse en la otra vía. Así y todo, el autobús le dio un golpe muy fuerte al coche. Después, el conductor intentó volver a su vía para evitar el choque con otros coches que venían en dirección contraria, mediante un fuerte viraje. En ese momento los viajeros mirábamos hacia atrás para ver qué había pasado con el coche. Y de pronto se produjo el choque contra la pared y el vuelco. Otro muchacho y yo conseguimos sacar a una joven que tenía un pie atrapado con un asiento. Después sacamos a las personas mayores y a unos extranjeros, que estaban muy nerviosos, por la puerta trasera, dejándolos sobre el lateral del autobús. Algunos estaban heridos. Después vinieron ya otras personas que rompieron el cristal posterior y ayudaron al rescate de los heridos. El conductor estaba muerto fuera del autobús».