El primado polaco pide paz social en un clima deteriorado
En unos momentos en que un duro enfrentamiento entre el sindicato libre polaco Solidaridad y las autoridades vuelve a ser posible, el primado de la Iglesia polaca, Jozef Giemp, ha hecho un llamamiento para alcanzar una "tregua social de un mes", mientras el sindicato amenazó con desencadenar próximamente" una huelga de seis días en la Prensa de todo el país.Mientras las conflictos estallan por todo el país y se recrudecen las amenazas de huelgas indefinidas, como en la región de Radom, y el proyecto autogestionario de Solidaridad recibe impulso con el referéndum en la acería Hutta-Katowice, el primado solicitó una "renovación moral" de la sociedad y la "unidad nacional" para resolver los problemas cotidianos que enfrentan a los polacos.
Por su parte, el primer secretario del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista), Stanislaw Kania, declaró en Poznan que la política de "distensión social" continuará; pero utilizó tonos de firmeza al referirse a que se perseguirá a todo aquel que "atente contra la seguridad e independencia del país". Igualmente resaltó el carácter marxista-leninista del Estado.
Las posiciones de obreros y autoridades se encuentran en un callejón sin salida. Solidaridad no recibe respuesta a su deseo de acceder libremente a los medios de comunicación, y, las declaraciones oficiales, incluido el propio primer ministro, Wojciech Jaruzelski, insisten en la necesidad de no consentir el experimento de autogestión en las fábricas, que quiere introducir Solidaridad en el transcurso de los sábados libres.
La actual situación ha sido enjuiciada por la presidencia (KKP) de Solidaridad como "la más difícil desde agosto de 1980", y acusó a las autoridades de "emprender una política de confrontación".
Además del tema del acceso a los medios de comunicación, el referéndum de Hutta-Katowice, en el que participan 18.000 obreros, que decidirán sobre el puesto del director, ha sentado las bases para otro duelo entre autoridades y sindicalistas. Jaruzelski advirtió la semana pasada a 70 directores que debían mantenerse firmes en sus puestos y no doblegarse a las peticiones obreras sobre autogestión en las fábricas, ni cederles el control de la reforma económica.
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