Marilyn Monroe
fue fotografiada a lo largo de su vida breve en multitud de ocasiones, por profesionales y aficionados que la descubrieron -y la describieron- en las posturas más insólitas, más atrevidas y magníficas. Con algunas de esas fotos viaja ba por Nueva York el pasado mes de marzo un fotógrafo norteamericano, Bert Stern, a quien la mala suerte le jugó la mala pasada de perder tales documentos. Eran unos documentos apreciadísimos porque contenían las últimas poses de una Marilyn desnuda frente al mundo. Las fotografías fueron realizadas en 1962, seis semanas antes de que la famosa actriz se suicidara. El material que llevaba Stein era para el libro que preparaba sobre la protagonista de Con faldas y a lo loco y que titulará La última sesión. El extravío fue, en realidad, un robo. Un ladrón cuidadoso sustrajo el maletín de trabajo de Stern, quien desde marzo no ha cesado de buscar por todas par tes los recuerdos perdidos. Los halló ayer y pagó, como recom pensa a quien se los devolvió, el equivalente en dólares a medio millón de pesetas. Aparentemen te, el ladrón no había prestado demasiada atención a las fotos y sólo se quedó con el material de trabajo del fotógrafo. Los docu mentos gráficos fueron encontra dos por el contratista de obras John Vassos, cuando revisaba la construcción de un restaurante en Brooklyn. Vassos vio las vein tiuna fotos en color y las 172 dia positivas de que constaba la co lección, no reconoció a Marilyn y decidió guardar los retratos para que los trabajadores a su cargo no se distrajeran. Un amigo suyo identificó luego a la actriz y el contratista decidió conservar su hallazgo como "un tesoro privado" porque Marilyn "era una bella mujer". Una información periodística sobre lo mucho que lamentaba el fotógrafo su pérdida puso a Vassos sobre la pista de los dueños de ese tesoro que ahora ha cambiado por una cantidad sustanciosa.
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