Verbena estatutaría
La última asamblea del fútbol español tenía la obligación de estudiar y aprobar sus nuevos estatutos. Ante el texto legal que regulará las futuras actuaciones del fútbol nacional hubo ambiente verbenero. Casi nadie se tomó la molestia de razonar los artículos conflictivos, y entre los pocos que lo hicieron hubo uno que más hubiera valido que cejara a tiempo en su obstinación.Los nuevos estatutos dieron la impresión de que no podían ser modificados porque el texto había sido ya aprobado por el Consejo Superior de Deportes. Desde esta apariencia, que no fue momentánea, hubiera sido preferible no someter a cuestión el articulado. En algunos instantes se perfiló la posibilidad de establecer algunas modificaciones, pero entonces no hubo seriedad en la postura general.
Una cuestión de estatutos no puede liquidarse en una mañana. Incluso el proyecto más perfeccionista puede ser sometido a debate en algunos aspectos. La mayoría de los representantes de clubes estuvo a verlas venir. Fernández Vela, representante del Carabanchel, presentó algunas sugerencias interesantes, pero sus intentos fueron vanos porque le falla el sentido de la medida, e incluso cuando todos deberían saltar como muelles por una cuestión de gran sentido común, le dan la espalda.
Una vez más, Pablo Porta le dio a la asamblea la lidia dialéctica que mejor les va a los dirigentes del fútbol español. Tiene una facilidad pasmosa para hacer de su capa un sayo. Y es que la mayoría acude sin saberse la letra y hasta sin saber tararear la música.
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