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Calvo Sotelo se muestra "esperanzado" tras sus entrevistas en París con Mitterrand y Pierre Mauroy

El presidente de la República Francesa, François Mitterrand, no se comprometió ayer en París, ante el jefe del Gobierno español, Leopoldo Calvo Sotelo, a conceder las extradiciones de presuntos terroristas de ETA solicitadas por el Gobierno de Madrid. El Gobierno francés sólo prometió, hasta el momento, y en relación con las extradiciones, «reflexionar serenamente» antes de tomar una decisión, según lo afirmó el propio Calvo Sotelo al flinal de su visita a París, de cuyos resultados se declaró «esperanzado», afirmando que esperaba «en las próximas semanas hechos concretos» que permitirían confirmar el inicio de una nueva etapa en las relaciones hispano-francesas.

Asimismo, Leopoldo Calvo Sotelo aseguró -en la conferencia de Prensa con la que cerró su estancia de seis horas en París- que tenía la «certeza» de que «el Gobierno francés conoce exactamente el alcance de las decisiones que puede tomar y la importancia que tiene el problema terrorista para España, las relaciones hispano-francesas y para el propio prestigio internacional de Francia». Y añadió que está convencido de que «Francia, al mismo tiempo que manifiesta su deseo de ser tierra de asilo, anuncia con mayor Firmeza, si cabe, que su territorio no puede ser nunca la base para acciones terroristas y menos para las realizadas en territorio español». Calvo Sotelo, quien negó toda alusión en sus conversaciones a una eventual negociación con ETA, se declaró optimista por el futuro de las negociaciones España-CEE, que, en su opinión, podrían iniciarse en el otoño próximo, coincidiendo con la próxima cumbre política de la CEE, prevista para el mes de noviembre.La primera conclusión que se obtiene al término de la primera visita oficial a París del presidente Calvo Sotelo y del primer encuentro, también, de la Administración Socialista francesa con el Gobierno español, es la de que España y Francia tienen ante sí una oportunidad de oro para iniciar una nueva etapa en las relaciones políticas, económicas y culturales de ambos países. Una oportunidad, también, histórica que rompa el maleficio del pasado y que, en todo caso, va a tener su prueba de fuego en las próximas semanas, porque si en la cuestión terrorista o en el bloqueo negociador hacia la CEE no hay resultados inmediatos, compromisos importantes con concesiones de una y otra parte, la tensión podrá enmarcar, una vez más, la dialéctica Madrid-París, esta vez con un nuevo ingrediente: la importante diferencia ideológica que hoy separa a ambos Gobiernos.

En el viaje relámpago de Calvo Sotelo a París no hubo, que se conozcan públicamente, resultados concretos. Se ha iniciado, eso sí, un nuevo diálogo más franco y menos estirado que el que enmarcó las conversaciones Suárez-Giscard d'Estaing, y una y otra parte han acordado mantener un sistema asiduo de contactos, entre los jefes de los Gobiernos y los ministros de Asuntos Exteriores. La prueba de fuego vendrá, como lo dijo Calvo Sotelo -Cheysson también se comprometió en Madrid a ofrecer resultados en varias semanas- para antes del mes de agosto.

¿Qué resultados? Frente al terrorismo se espera una inmediata y reforzada cooperación policial, sobre la que no se han dado detalles en París, y que será objeto de una minuciosa discusión que los ministros del Interior de ambos países mantendrán próximamente en Madrid. El tema de las extradiciones y de la carta de asilo político que ostentan presuntos etarras implicados en acciones terroristas, será cuestión a estudiar, también en fecha próxima, en París, entre los ministros de Justicia de uno y otro Gobierno.

A este respecto, hay que señalar que Calvo Sotelo, en un momento de su conferencia de Prensa, aludió a posibles fórmulas de compromiso que fueron «evocadas» en las conversaciones que mantuvo en la capital francesa, primero con el primer ministro Mauroy, en Matignon (su residencia oficial), y luego con el presidente Mitterrand, en el palacio del Elíseo, donde conversó a solas durante una hora con el nuevo primer mandatario de Francia y posteriormente en un almuerzo, en presencia de los ministros de Exteriores y los embajadores de ambos países.

A la conversación de Matignon, que fue, más breve, asistió también el ministro francés del Interior, Gaston Deferre. Al parecer,el contacto personal de Calvo Sotelo con sus primeros interlocutores fue cordial, sin problema alguno, sin intérpretes y con un protocolo sobrio. Mitterrand no salió a la puerta del palacio del Elíseo ni a recibir ni a despedir a Calvo Sotelo, cosa que hizo en su lugar el secretario general del Elíseo, Pierre Beregovoy.

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El segundo gran tema en debate, el bloqueo de las negociaciones para el ingreso de España en la CEE, tampoco obtuvo en esta visita resultados inmediatos. Parece ser que habrá que esperar la cumbre de noviembre de la CEE y que, mientras tanto, los ministros de Agricultura de uno y otro país intentarán aligerar esta difícil discusión. Calvo Sotelo declaró, a este respecto, que tenía la certeza de que Francia no impondrá ninguna nueva concesión previa al ingreso de España en la CEE, y añadió que esperaba para el otoño entrante la apertura de la negociación agrícola.

Una vez más quedó confusa esta posibilidad y no se sabe si esta negociación podrá iniciarse, aunque la CEE no haya terminado sus reformas internas agrícola y presupuestaria, o por el contrario, estas conversaciones podrían caminar desde el otoño, pase lo que pase en el seno de la CEE. El responsable de las relaciones exteriores d Francia, Claude Cheysson, no quiso dar una fecha para el inicio de dichas conversaciones, y señaló a la vez de manera confusa y algo contradictoria, que las negociaciones podrían desarrollarse al margen de los problemas comunitarios, y que antes de su conclusión la CEE debía solucionar sus problemas internos. Cheysson puntualizó

«Esta es una cuestión sobre la que debe pronunciarse la Comunidad y no sólo Francia».

Tampoco quiso comprometerse Claude Cheysson sobre un sistema de consultas hispano-comunitarias sobre las reformas de la CEE. «Estos son problemas internos comunitarios», aunque añadió que los contactos con Madrid sobre estas cuestiones y otras internacionales son posibles. Calvo sotelo habló de que había reiterado al presidente Mitterrañd el deseo hispano de ingresar en la OTAN y que la actitud francesa fue favorable. como ya lo subrayó Cheysson en Madrid.

Asimismo, el jefe del Gobierno español dijo que habló en París de Latinoamérica, de Oriente Próximo y de la crisis del Sahara. En relación con este últirno punto, el jefe de las relaciones exteriores galas dijo que no hay concertación franco-española sobre el Sahara. «¿Por qué habría de haberla? Hay que señalar que el rey de Marruecos acaba de aceptar valientemente un referéndum de autodeterminación en el Sahara, lo que nos permite a todos felicitarnos de esta iniciativa».

Por último, hay que señalar que en la comitiva oficial española existía en la mañana de ayer un cierto malestar por el hecho de que el segundo secretario general del Elíseo recibiera, veinticuatro horas antes de la llegada deCalvo Sotelo, a una delegación de una agrupación llamada Tribunal Internacional contra los Crímenes del Franquísmo, que se declaró contraria a la concesión de extradiciones por Francia y satisfecha de la actitud del Gobierno de París. Calvo Sotelo no quiso comentar esta iniciativa, que calificó de «anecdótica».

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