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Las autoridades francesas conceden gran importancia política a las conversaciones de hoy

Las autoridades francesas conceden «una importancia política cierta» a las conversaciones que celebra hoy en París el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, con el primer ministro, Pierre Mauroy, y con el presidente francés, François Mitterrand. El problema vasco y la adhesión española a la CEE centrarán el diálogo franco-español. La nueva Administración gala no analiza de la misma manera que la española ese contencioso, pero afirma que, por múltiples razones, desea que las relaciones entre los dos países mejoren fundamentalmente. Por ello, de permitirlo la actitud de Calvo Sotelo, los responsables esperan que este contacto sirva para enfocar en ese sentido el futuro hispano-francés.«Todo nuestro interés se centra en las buenas relaciones franco-españolas», han repetido los portavoces del Ministerio de Exteriores, De Matignon (primer ministro),y del palacio del Elíseo en vísperas de la llegada de Calvo Sotelo. Las razones son evidentes desde el punto de vista francés: «la vecindad, los importantes intercambios bilaterales económicos, industriales, culturales, la consolidación de la democracia española, que nos interesa por encima de todo».

¿Pruebas de ese interés? En todos los medios oficiales se recuerda que el ministro de Exteriores, Claude Cheysson, visitó Madrid en cuanto entró en funciones, y que ahora, tras las visitas del canciller alemán, Helmut Schmidt, y del vicepresidente americano, Georges Bush, el presidente del Gobierno español es el primer invitado occidental a la mesa de Mitterrand, con el que almuerza hoy. «Esto demuestra que nosotros queremos gobernar a sabiendas de lo que piensan los españoles, sobre todo teniendo en cuenta que Madrid es conocedor de regiones como Oriente Próximo, Africa del Norte y América Latina».

Esas buenas disposiciones manifestadas por los franceses hay que valorarlas a la luz del contencioso que deterioró seriamente las relaciones París-Madrid en tiempos del poder precedente, y que continúa vigente. Dicho contencioso abarca dos problemas: el vasco y la adhesión española a la CEE. Ayer, en unas declaraciones exclusivas al diario independiente Le Monde, Calvo Sotelo planteó la cuestión en los siguientes términos: «Continúo creyendo que París apoyará sin reservas y sin nuevos preámbulos nuestra entrada en la Comunidad y cooperará con nosotros de manera inmediata y decidida en la lucha contra el terrorismo de ETA».

Refiriéndose al llamado santuario de ETA en el País Vasco francés, un portavoz de Mitterrand indicó ayer que «es falso que Francia sea una base del terrorismo hacia España». Subrayó acto seguido: «Otra cosa es que la frontera no debe ser un coladero. Para ello debe estar vigilada por las dos partes. Nosotros reforzaremos esa vigilancia de manera precisa, si es que aún es posible reforzarla». Al evocar las extradiciones recordó el principio de que «Francia es una tierra de asilo, pero que no se permitirán actividades políticas. Francia condena el terrorismo y vigilará para que no se produzcan actividades de ese género en su suelo». El mismo portavoz anotó que la nueva Administración gala «apoyará la entrada de España en la CEE, pero sin olvidar que nos preocupan los intereses de nuestros agricultores». Añadió que Mitterrand se interesa por conocer las reformas estructurales que efectúa, España con vistas a esa adhesión, «sobre todo en materia de fiscalidad».

Al confrontar esta filosofía francesa sobre las cuestiones vasca y comunitaria con la que defienden las autoridades de Madrid se observa que los análisis no son similares. Pero, en sus declaraciones de ayer a Le Monde, Calvo Sotelo empezó reflexionando como sigue «Pienso que Francia y España deben obrar en el sentido de concretar su condición de buenos vecinos y de aliados naturales». Este es también el prefacio de la actitud del mitterrandismo. Esa convergencia esencial es la que puede prevalece hoy en París. En todo caso, es la que para los franceses debiera conducir el futuro político, económico, diplomático y cultural entre los dos pueblos.

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