Jóvenes
Creo que esta es la oportunidad, o por lo menos así se puede entrever últimamente, de que la clase dirigentes del país se preocupe un poco más de los miles y miles de jóvenes que habitamos en la querida España.Son muchas las conjeturas que se hacen sobre nosotros y demasiadas las teorías para tan poca práctica.
Me gustaría dejar claro que no nos estamos muriendo, que no somos los pasotas que quieren dar a entendernos, que, aunque no nos expresemos «voz en grito», seguimos viviendo.
Querría poder decir que somos activos, que luchamos, pero hemos asumido excesivamente bien, a mi parecer, nuestro papel de generación perdida, y mientras los demás se irritan o toman la batuta, nosotros, los jóvenes, bostezamos, porque los que llegamos tarde al mayo del 68 nos hemos resignado y arrojado al abismo del mayor escepticismo. Esperamos la salida./
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