Oficina de desempleo

Mi hijo, de diecinueve años de edad, con pleno dominio del idioma inglés, fue seleccionado entre otros muchos por un banco de gran importancia para cubrir un puesto en dicha entidad. Para beneficiarse de la desgravación de la Seguridad Social, la empresa le pidió al chico el volante de parado. Con este fin se presentó en la oficina de empleo de Reina Mercedes, donde se hallaba inscrito, pero el jefe de la misma le negó el volante porque el ordenador no lo había expedido, ya que en la oferta de la empresa sólo pedían diez personas.Ante tamaño disparate, fuimos a reclamar al director provincial, en la calle de Bretón de los Herreros, donde fuimos atendidos por otra persona que, sonriendo, nos dijo que no se podía hacer nada.

Existen trabajadores con más de un año de inscripción en el paro que no han sido llamados; sin embargo, otros con menos de la mitad de tiempo y las mismas características ya están trabajando.

Resumiendo, que mi hijo, con toda su preparación, se queda sin trabajo y otro con mucha menos puntuación, pero mucha más recomendación, se lleva el puesto.

Estas oficinas, mal llamadas de empleo, pues son un verdadero obstáculo para la colocación de la gente de valía, harían un gran servicio a los trabajadores desapareciendo./