El Mundial de Clubes, un torneo sin interés

El Maccabi, de Tel Aviv, y el Asfa, de Senegal, abrirán el Decimoquinto Campeonato Mundial de Clubes, que se disputará en São Paulo del 26 de junio al 5 de julio. En el torneo, inexplicable y absurdo, pues no tiene el menor interés dentro del ámbito del baloncesto mundial, intervendrán además el Real Madrid, Clemson, de Estados Unidos; Lotería, de Colombia; Ferrocarril, de Uruguay; Primero de Agosto, de China; Guaiqueires, de Venezuela; Santa Kilda, de Australia, y el Sirio, brasileño. El programa, como es fácil de apreciar, no es precisamente muy atrayente.Hay que preguntarse inmediatamente qué fines persigue este torneo y a qué conduce. Ni siquiera vale decir que los equipos débiles vayan a aprender y a tomar contactos internacionales de alto nivel, porque la diferencia que puede haber entre el Real Madrid y el Asfa, por citar cualquier ejemplo, es abismal. Tampoco está muy claro el criterio que se sigue a la hora de designar los equipos que deben acudir, lo que resta competitividad a lo que ahora se llama Campeonato Mundial de Clubes, porque ya no se sabe qué nombre ponerle. Es lo mismo, porque nadie se cree lo de mundial, salvo en lo geográfico.

Por otro lado, es cierto que casi nadie quiere acudir, entre otras cosas, porque los jugadores están sobrecargados de partidos, y en lo que se refiere al Maccabi y al Real Madrid, que son los que más se conocen en Europa, el tema habría que calificarlo de alarmante. Un buen número de jugadores de ambos equipos ha jugado Liga, Copa, Copa de Europa de clubes y el reciente Campeonato de Europa de Checoslovaquia.

Se mire por donde se mire, no parece que lo que necesite, por ejemplo, Wayne Brabender, Juan Antonio Corbalán, Rafél Rullán o Berkovitz, por citar un caso de los israelíes, sea irse hasta São Paulo a disputar unos partidos en los que, al margen de cansarse, no van a hacer nada positivo. Lolo Sainz tampoco tomará nota sobre las estrategias que utilicen el Lotería o el Primero de Agosto. Más bien le convendría hacerse con un número, porque más que un torneo va a parecer una tómbola, incluido un equipo llamado Lotería.