El Barcelona pretende que la Federación pague los sueldos de sus jugadores

Raimundo Saporta consiguió casi por decreto-ley que Antonio Díaz-Miguel, seleccionador nacional, y Antonio Serra, técnico azulgrana, firmaran la paz. Saporta no quiere ni admite la menor polémica en torno al equipo nacional. Así pues, y sólo teóricamente, los problemas a nivel personal están solucionados. Sin embargo, se mantiene el enfrentamiento entre el Barcelona y la Federación. El club azulgrana pretende que la Española pague los sueldos de sus jugadores durante los meses de mayo y junio.

Todo parece indicar que el Barcelona no ha asimilado bien los dos títulos conseguidos, quizá por falta de costumbre, y a estas alturas se percata de que cinco de sus jugadores han sido convocados por Díaz-Miguel. Esto no le permite hacer una gira, ya que sin sus figuras la cotización del equipo no es, lógicamente, la misma. Como consecuencia, quiere que la Federación pague los sueldos de sus jugadores durante los meses de mayo y junio, al considerarse notablemente perjudicado. Por pedir que no quede. Conviene recordar que no hace mucho el club catalán estimó que no contaba para nada ante el seleccionador de fútbol, José Emilio Santamaría, y se sintió discriminado.Lo que parece más lógico es que solicite un seguro para los jugadores que acudan a la selección. Es una medida lógica dentro de los ya muchos millones que se barajan. De cualquier forma, es un tanto peregrino que se acuerden de todo esto ahora. Lo normal es que lo tuvieran previsto. De ahí que se piense, antes de otra cosa, en que se quiere incordiar. Surgió primero la lesión de Epi, que, tras las paces entre los técnicos, quedó en nada, y la operación del jugador se llevará a cabo después del europeo. Por otro lado, Ignacio Solozábal, hombre de conducta intachable y que está en la lista del seleccionador, ha «menospreciado» a sus compañeros Corbalán y Costa y ha manifestado que Creus debería estar en el equipo nacional.

Más diplomático en este sentido ha sido Antonio Díaz-Miguel, que ha dicho que los hombres altos que están en la selección son los mejores que jamás haya tenido. Esto no cabe duda de que es una medida psicológica que resultará positiva. Sin embargo, parece justo apuntar que en el europeo de Essen (1971), de triste recuerdo por miles de circunstancias, Enrique Margall, Clifford Luyk, Rafael Rullán y Luis Miguel Santillana formaban un cuarteto más que aceptable. Lo mismo se podría decir de los Miguel Angel y Gregorio Estrada, Margall, Rullán, Santillana y Luyk, que se proclamaron subcampeones de Europa en Barcelona en el europeo de 1973.

Comenzó el baile de los millones

Terminadas las competiciones nacionales, casi todos los clubes lanzaron las cañas en busca de la pesca de jugadores, y en medio de tanto centímetro surgieron los millones. A más centímetros, más millones. Y como consecuencia del dinero han surgido los problemas y las interferencias entre los clubes. El Barcelona ofrece a Querejeta doce millones por tres años, lo que supone una cifra tentadora. Ocurre que el jugador se fue del Madrid, pese a tener compromiso con el club blanco, con el consentimiento de los directivos, ante la disculpa de que la esposa del jugador había encontrado trabajo en Vitoria. Ahora que el Basconia ha descendido, se piensa en el traspaso de Querejeta, pero, lógicamente, el Madrid tendrá mucho que decir al respecto después de su caballeroso gesto con el vasco.Fernando Martín -léase EL PAÍS del viernes día 7 de este mese-, sin duda, el hombre más cotizado del momento. El Madrid tiene opción sobre él, pero, de momento, su oferta es corta; el Joventut, a la vista de la demanda, casi ha arrojado la toalla, y el Barcelona dice que no quiere interferir las relaciones entre el pívot del Ramiro y el Madrid, pero si tuviera alguna posibilidad de fichar a Fernando Martín no habría problema de precio.

Mientras, el Valladolid ofreció diez millones al joven Arcega, perteneciente al Helios y concentrado ahora con Díaz-Miguel para disputar los encuentros de preparación. Los maños se han enfadado por considerar inoportuna y poco ética la postura vallisoletana. Por último, Juan Carlos López Rodríguez, el alero estudiantil, puede vestirse, ya casi lo está, de verdinegro por otros diez millones de pesetas, que cobraría en tres años. En todos los casos, prescindiendo de la calidad de los jugadores, pero teniendo en cuenta los ingresos de taquillas y el dinero que se mueve en el deporte de la canasta, las cantidades parecen desorbitadas.