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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El presidente, en el tejado

RECIBIR SOLAMENTE el 28% de los votos expresados después de siete años de poder y sentirse mordidos los talones por el, candidato de la oposición, a menos de dos puntos de distancia, es un mal resultado para Valéry Giscard d'Estaing. Indica que un 72% de los franceses que votaron está disconforme con la gobernación del país tal como se está desarrollando. Esto no quiere decir que no vaya a ser reelegido en el segundo turno -el 10 de mayo-, entran ahora en juego, durante estos quince días de nueva campaña y, sobre todo, de abundantes maniobras y presiones, una. serie de factores cuya evaluación es todavía muy difícil.La izquierda ha sumado en el primer turno votos suficientes como para asegurar la presidencia al candidato socialista, Mitterrand. Pero esto no quiere decir que se mantengan en el segundo turno. Necesitará para ello los votos comunistas, y Marchais -que ha obtenido el porcentaje más bajo para su partido desde hace muchos años- sigue imponiendo condiciones: ha repetido que el PC sólo dará sus votos a cambio de la presencia de ministros comunistas en el Gobierno, a lo cual no se puede comprometer Mitterrand en ningún caso. Puede suceder que muchos votantes no militantes del PC se pasen en cualquier caso a Mitterrand; pero puede suceder también, que muchos que le han votado ahora le abandonen por Giscard para no votar en el mismo sentido que los comunistas. En cuanto a Giscard, no tiene por qué contar tampoco con los votos degolistas, a no ser con pactos y concesiones que, a su vez, serían mal vistas por muchos que le han votado ahora corno centrista.

Lo que todo esto quiere decir es que el futuro no está escrito y que se va a trabajar intensamente, por parte de los candidatos en liza, durante estos quince días: la enorme batalla de la propaganda y la menos visible pero más tenaz y quizá más significativa batalla de las promesas, las adquisiciones de votos, los pactos, las maniobras. La pelota presidencial está todavía en el tejado del Elíseo.

Como enseñanzas generales de esta votación, y en comparación con elecciones anteriores, se pueden centrar algunos puntos: el malestar general por la política realizada en los siete años pasados; el crecimiento de la izquierda no comunista; la caída del PCF, que es muy considerable; el escaso atractivo de los grupos a la derecha de Giscard. La mayor parte de los observadores imparciales se inclinan a creer que el voto del segundo turno será un voto de resignación y malestar, que finalmente actuará en muchos el reflejo de apoyar al poder constituido en período de confusión, y que Giscard puede ser elegido de nuevo, pero, eso sí, por un margen escasísimo de votos con respecto a Mitterrand. En 1974 se repitieron los dos mismos candidatos y obtuvieron, respectivamente, el 50,81% y el 49,19% de los votos: no será, quizá, muy diferente el resultado próximo...

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