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Reportaje:

Con la próxima ampliación de la ORA, el Ayuntamiento intensifica la "guerra" contra el automóvil privado

La ampliación al doble de la zona en la que actualmente se aplica la Operación de Regulación de Aparcamiento (ORA), anunciada ya para el próximo día 18 de mayo, supondrá una intensificación en la guerra que el equipo de gobierno municipal mantiene contra el vehículo privado en Madrid. Como consecuencia de medidas de disuasión como la ORA, el esquema de utilización del transporte ha comenzado a cambiar, aunque los transportes públicos no satisfagan aún a los usuarios, tanto del casco urbano como del área metropolitana, desde donde se trasladan a Madrid diariamente 900.000 personas, la mayoría por carretera.

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Nueve barrios más: Gaztambide, Almagro, Cortes, Argüelles, Jerónimos, Lista, Castellana, Ibiza y Embajadores, se verán afectados por la ORA, con lo que el número de plazas vigiladas pasará de 18.800 a 40.800.Las novedades de esta nueva fase, aparte de su ampliación al doble, son la inclusión del parque del Retiro y del parque del Templo de Debod, sólo de nueve a doce de la mañana, y la limitación en algunas vías límites de ambos lados de la calle.

Según informaron fuentes de la Delegación de Circulación, con la primera medida se consigue que los citados parques no se conviertan en garajes para los trabajadores de la zona y en cambio sí puedan ser visitados por aquellas personas que decidan acceder a ellos en coche a partir del mediodía. La decisión de incluir ambas aceras en algunas calles solucionará, por otra parte, los problemas surgidos en la primera fase entre los vecinos de una misma calle que se veían beneficiados o perjudicados, según su acera estuviera o no incluida en la ORA.

Asimismo, y por criterios que se desconocen, se ha incluido, al final, en la ampliación una parte del barrio de Embajadores, sin que los límites sean barreras naturales ni límites administrativos del barrio, lo que conllevará algunos problemas a la hora de extender las correspondientes autorizaciones para residentes.

El resto del barrio entraría en la medida, según parece, el próximo año, cuando se realice la tercera fase de la ORA, que podría suponer un incremento del precio de los bonos, que probablemente pasarían a costar cuarenta pesetas por hora de aparcamiento.

El interés de aplicar esta operación de una forma cada vez más general se debe a que el control de aparcamiento realizado hasta ahora ha conseguido disminuir el tráfico en el centro en unos 40.000 vehículos; aumentar el número de viajeros diarios de la EMT en una cifra parecida, y disminuir el déficit de la empresa, al pagar con e dinero recaudado en tarjetas de aparcamiento a 560 de sus trabajadores ocupados actualmente en la vigilancia de la ORA.

Pero la guerra no se limita sólo a poner obstáculos al conductor para disuadirle de que deje el automóvil frente a su casa. Desde hace un año se le ha restado aún más espacio a los turismos al aumentar el número de carriles bus-taxi; se ha cortado el tráfico de algunas calles, como ocurrió en Príncipe de Vergara, para que domingos y festivos los ciclistas pudieran utilizar las calzadas como velódromos; se han reestructurado las señalizaciones; se han peatonalizado calles, o se han dedicado al uso exclusivo del transporte público como, ocurrió en la calle de la Magdalena.

Paralelamente, hace unos meses comenzó a actuar la grúa de forma masiva en las principales calles de la ciudad, y el pasado mes de marzo se inauguró el puesto de mando desde el que ya se controlan, por circuito cerrado de televisión, lo veintiocho cruces más importantes y desde el que, en el futuro, serán regulados 512 semáforos. Asimismo, el Ayuntamiento ha comenzado a ceder terrenos para la construcción de aparcamientos subterráneos para residentes y ha iniciado el estudio de revisión de la ordenanza de edificaciones, con objeto de que las plazas de garaje que se construyan en las nuevas casas sean ocupadas obligatoriamente por los propietarios de uno de los pisos. De nada servirían todas estas medidas si el Ayuntamiento se viera imposibilitado, como hasta ahora, para cobrar todas las multas a los infractores. En la actualidad, la tercera parte de las sanciones no puede ser modificada por falta de un listado completo de los propietarios de automóviles de todo el área metropolitana.

No obstante, este problema quedará solucionado próximamente, ya que se cuenta con las cintas de la Jefatura Provincial de Tráfico que van a ser procesadas en breve por el Centro Electrónico para el Tratamiento de la Información (CETI). Se intenta así no sólo tener computado el nombre de todos los propietarios de vehículos, sino también saber si han pagado el impuesto de circulación, cuántas multas les han sido impuestas y cómo han sido cobradas. Una de las aplicaciones de este sistema será la de proponer a Tráfico la retirada del carné de conducir por tres meses a todos aquellos que acumulen seis multas en el año.

La situación creada con todas estas medidas obliga al automovilista a optar por los medios de transporte públicos. Es entonces cuando el sistema falla, ya que en la actualidad no existe una buena red de cercanías ferroviarias; no existen facilidades para que las empresas de autobuses interurbanos representen una auténtica alternativa; no hay conexión entre los transportes que vienen de las poblaciones del área y los existentes en el interior del casco urbano, y ni siquiera existe una coordinación entre el Metro y los autobuses.

El Metro, por ejemplo, no ha tenido casi ninguna contrapartida económica a la política expansionista realizada en los últimos anos. La postura actual de la Administración es, ante estos resultados, terminar las obras de infraestructura iniciadas y abordar de una vez proyectos que mejoren la red en servicio.

Con respecto a la EMT, aunque su situación económica ha mejorado debido a la ORA y a la sustitución de las líneas periféricas por autobuses municipales, no se ha abordado una reestructuración en profundidad del servicio, por lo que el usuario sigue padeciendo apreturas en las horas punta, y largas esperas durante el resto del día.

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