El niño de Allo murió ahogado, según el forense

NAVARRAEl funeral por el niño Rodrigo Echeverría Ochoa se celebró en la tarde de ayer en la iglesia parroquial de su pueblo natal, Allo, con la asistencia masiva de los vecinos de la localidad. El suceso que durante casi seis días tuvo en vilo a todo el pueblo y especialmente a la familia Echeverría-Ochoa ha quedado resuelto formalmente, ya que, según informó a EL PAIS el gobernador civil de Navarra, Javier Ansuategui, la muerte de Rodrigo Echeverría, de acuerdo con la autopsia, se produjo por inmersión.

Las incógnitas sobre cómo pudo producirse la muerte del niño que desapareció en la tarde del pasado Viernes Santo continúan, si bien el móvil de un posible secuestro -descartado desde el principio por la policía y la Guardia Civil, aunque el padre de la víctima apuntaba esta posibilidad- ha sido totalmente desechado. El cuerpo sin vida de Rodrigo Echeverría apareció en el fondo de un estrecho pozo, cubierto por una trampilla metálica de unos cuarenta centímetros de lado, que pesa alrededor de siete kilos.Este es el dato más desconcertante de los que rodean la desaparición y muerte de Rodrigo, Echeverría, ya que el cuerpo sin vida del niño se encontraba en el fondo del pozo, si bien éste estaba cubierto por una tapa metálica, de tal modo que parecía que nunca había sido tocada.

La incógnita de la tapa

En la reconstrucción de los hechos, varios vecinos de Allo han apuntado la posibilidad de que Rodrigo Echeverría, subiéndose a un Seat 1500 abandonado, hubiera podido saltar la tapia de metro y medio de altura que rodeaba la huerta en donde se encuentra el pozo. Una vez dentro, el propio niño habría tenido que levantar la tapa metálica de siete kilos de peso, que tiene una pequeña asa en su mitad, y, posteriormente, haber caído en el interior. Queda por saber quién, en este caso, colocó la tapa en el pozo.De otra parte, algunos familiares directos del niño, que participaron en las tareas de rastreo y búsqueda junto a efectivos de la Guardia Civil, han asegurado que uno de los primeros lugares que inspeccionaron fue, precisamente, el huerto en donde apareció muerto Rodrigo Echeverría. Según estas fuentes, se rastreó en primer lugar el mencionado huerto, dada su proximidad con la casa de la familia, si bien se pudo comprobar que la tapa del pozo estaba colocada en su sitio, por lo que no consideraron necesario levantar la trampilla para realizar una inspección ocular.

Como la Guardia Civil sugirió a los familiares de Rodrigo Echeverría la necesidad de realizar una nueva inspección de todos los pozos, incluso vaciándolos de agua con motobombas, un tío del desaparecido, Julio Echeverría, optó por recorrer de nuevo los pozos, iniciando el recorrido en el más próximo a la vivienda de la familia Echeverría Ochoa. Cuando apenas quedaba agua en su interior, Julio Echeverría vio la mano del niño, así como parte de su jersey, por lo que un joven de la localidad, atado con cuerdas, se deslizó hasta el interior para sacar el cuerpo sin vida de Rodrigo Echeverría.

Si bien parece que Rodrigo Echeverría pudo saltar sin grandes problemas la tapia de la huerta en la que se encuentra el pozo de Agustín, es muy poco verosímil, que un niño de cuatro años de edad pudiera levantar una tapa de siete kilos de peso.