Sin el 12

En tiempos de Perezpayá al frente de la Federación Española de Fútbol se puso de moda lo del jugador número doce. Diamante Rubio, un curioso ejemplar especialista en calentar las masas taurinas a base de jalear a los diestros y animar al público a tocar las palmas, salió varias veces disfrazado de futbolista, con una gran bandera nacional en la mano al borde del terreno de juego, para concienciar al público en favor de la selección. Los sevillanos se gariaron la propiedad de mejor número doce, y durante algún tiempo en todas partes se sintieron obligados a no ser menos.Alfonso Cabeza, presidente del Atlético, ha bendecido la reunión de los forofos en el Manzanares. El doctor entiende que lo del calor del público no es tan importante como lo pintan. Su equipo saldrá en Chamartín a vérselas con el Madrid y unos graderíos repletos de gente adversa. Al doctor le gusta el más difícil todavía. Cambiar la presencia en Chamartín por la radio y la tortilla de patatas ha sido la última pirueta rojiblanca.

Los jugadores del Atlético no consideran adecuada esa soledad a que se les somete. Sus seguidores lo pasarán seguramente en grande a base de tinto y tortilla y el «Asturias, patria querida», que es como acaban estas celebraciones. Cabeza, en ocasión tan memorable, debería aprovechar para lanzar un mitin desde el palco. Y para acabar de entretener al personal podría leer a los socios aquellos capítulos de su vida juvenil que no ha narrado detalladamente en su libro.