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Estallan dos bombas en el aeropuerto de Córcega a la llegada de Giscard

La campaña electoral francesa ya tiene en su haber el primer atentado, al explosionar ayer tarde dos bombas en el aeropuerto de Ajaccio, capital de Córcega, en el mismo momento en que tomaba tierra el avión privado en el que llegaba a la isla el presidente-candidato Valéry Giscard d'Estaing. Ocho personas, entre ellas cuatro turistas suizos, resultaron heridas, dos de ellas de gravedad.

Aunque nadie había reivindicado anoche el atentado, el Frente Popular Corso había calificado el día anterior de «provocación para los nacionalistas corsos» la visita de Giscard. Las bombas habían sido colocadas en una consigna automática, y una voz anónima había anunciado, telefónicamente, su explosión un cuarto de hora antes.De todos los problemas regionales franceses, el de Córcega es sin duda el mas dramático. Mientras que las autoridades estiman que el fenómeno autonomista no representa más que un escaso 1% de la población y que las reivindicaciones corsas son financiadas por el líder libio Muamar el Gadafi, la realidad prueba que la gran mayoría de los habitantes autóctonos (le la isla (más de 100.000 de los doscientos y pico mil residentes) se autodenominan corsos y no franceses. De unos meses a esta parte, los socialistas y los gaullistas dan muestras de haber tomado conciencia del problema: el socialista François Mitterrand propone en su programa un estatuto de autonomía, y Jacques Chirac acentúa el tema de la regionalización.

Los artefactos hicieron explosión muy cerca de donde un grupo de personalidades esperaban la llegada del presidente, precisamente en el momento en que su Mystere 50 rodaba ya por la pista.

Horas antes, el presidente-candidato había pronunciado un discurso en el que condenó los actos terroristas, calificándolos de «cobardes, nocturnos y anónimos». En esta misma intervención, recalcó que la isla de Córcega "es parte integrante de la República Francesa y lo seguirá siendo".

El presidente no se dio cuenta de lo ocurrido en el momento del atentado, y abandonó con toda rapidez el aeropuerto Campo de l'Oro. No obstante, la salida por la que estaba previsto que pasara el jefe del Estado francés estaba muy alejada del lugar del atentado.

Un metro cuadrado de la pared que se encuentra tras la consigna automática, de unos treinta centímetros de espesor, saltó por los aires, y numerosas tiendas del aeropuerto sufrieron desperfectos en sus escaparates. Página 2

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