Indignación en la Generalidad por las críticas de Tarradellas a la gestión de Jordi Pujol
El artículo publicado ayer en un diario de Barcelona por Josep Tarradellas, en el que critica extensamente la gestión de Jordi Pujol al frente de la Generalidad de Cataluña, ha sido acogido con evidente desagrado en la institución autonómica catalana. Los miembros del consejo ejecutivo de este organismo, en cuya presidencia Tarradellas precedió a Pujol, han calificado de injustos e intolerables los ataques del político octogenario contra el actual presidente de la Generalidad catalana.
Tanto el presidente de la Generalidad, Jordi Pujol, como varios miembros del Gobierno central, mandos militares y personalidades de la vida política catalana, conocían la existencia y el contenido del escrito mediante el cual el ex presidente de la Generalidad provisional, José Tarradellas, formula duras críticas a la gestión de Jordi Pujol y a la política de la actual Generalidad.El citado escrito, en forma de extensa carta personal, fue publicado ayer íntegramente por el matutino barcelonés El Periódico, que omitía dar el nombre del destinatario. Según altos cargos de la Generalidad consultados por este diario, habría sido enviada a Horacio Sáenz Guerrero, director de La Vanguardia, con la pretensión de que fuera publicada en este rotativo. Sin embargo, y siempre según las fuentes consultadas, el director de La Vanguardia, a la vista de su contenido y de la utilización de que podría ser objeto el texto, habría optado por remitir una copia al presidente de la Generalidad y, en principio, posponer su publicación.
Acusaciones graves contra el actual presidente catalán
En su escrito, Tarradellas acusa a Pujol de haber evitado que en la toma de posesión de este último como 115º presidente de la Generalidad hubiera vivas a España. Según el ex presidente, «los problemas de la lengua es la actual Generalidad quien, en gran parte, los ha provocado y sobre el tema de las diputaciones, Tarradellas da por sentado que la ley de traspaso de las diputaciones a la Generalidad es inconstitucional.Al aludir a una carta que Tarradellas dice haber enviado al presidente del Parlamento catalán, Heribert Barrera, señala: «Le hacía constar mi disconformidad con la política sectaria, discriminadora y carente de todo sentido de responsabilidad por parte de la Generalidad», y añade: «También le hacía constar mi más enérgica protesta ante la política de provocación que Cataluña inició el mismo día de la toma de posesión del presidente Pujol y que todavía continúa, debido, por una parte" a la política de intimidación engañosa que se hace desde la Generalidad, y por otra, abusando de la buena fe de los que hay que reconocer que están tendenciosamente informados».
Política de unidad y ejemplo a seguir
Tarradellas insiste a lo largo de su escrito en que debería practicarse una política «de unidad» como la que él llevó a cabo en la Generalidad provisional, «que se rompió en mayo de 1980», precisamente cuando Pujol accedió a la presidencia de la Generalidad.Los recientes criterios políticos de Tarradellas -emitidos tanto en público como en privado tienen fuertes puntos de contacto con críticas Contra Suárez formuladas desde la derecha más radical. Al confirmarse que Calvo Sotelo sería el nuevo presidente del Gobierno, Tarradellas expuso su convencimiento a un antiguo colaborador suyo en la Generalidad de que Calvo Sotelo permanecería pocos meses en la presidencia y que «después vendrá un militar».
Cuando dimitió Adolfo Suárez, dos diarios de Barcelona (El Periódico y El Noticiero Universal), de forma, según todas las apariencias, exagerada, publicaron en su primera página que uno de los posibles sustitutos de Suárez al frente del Gobierno español era Tarradellas. Aquella exageración da idea, no obstante, de la beligerancia política que ha estado manteniendo hasta ahora el ex presidente de la Generalidad, beligerancia que estaba, hasta ahora mucho más vinculada a la política general española que a la catalana.
Las fuentes de la institución recordaban ayer que Tarradellas volvía a actuar en la actualidad de igual manera que bajo el franquismo, cuando desde su exilio de Saint Martin Le Beau enviaba cartas a personalidades del interior -de las que luego se hacían millares de copias- en las que formulaba intencionados ataques y denuncias sin fundamento a instituciones culturales como Omnium Cultural, la revista Serra d'Or, la abadía de Montserrat, la Asamblea de Cataluña o a las fuerzas políticas que no estaban de acuerdo con sus criterios sobre la reforma de llevar las aspiraciones políticas catalanas.
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